jueves, 28 de marzo de 2013

AÑO DE LA FE. JUEVES SANTO


La última Cena. Por la mañana del Jueves, Pedro y Juan se adelantan para preparar la cena en Jerusalén. A la tarde llegaron al Cenáculo. Allí Jesús lavó los pies uno a uno. Luego, sentados a la mesa celebra la primera Misa: les da a comer su Cuerpo y su Sangre y les ordena sacerdotes a los Apóstoles para que, en adelante, ellos celebren la Misa. Judas salió del Cenáculo antes, para entregarle. Jesús se despidió de su Madre y se fue al huerto de los Olivos. Allí sudó sangre, viendo lo que le esperaba. Los discípulos se durmieron. Llegó Judas con todos los de la sinagoga y le da un beso. Entonces, le cogieron preso y todos los Apóstoles huyeron. Lo llevan al Palacio de Caifás, el Sumo Sacerdote. Le interrogan durante toda la noche: no duerme nada.

¿Lavarme Tú a mí los pies?
Y si es necesario, Señor,
todo mi pobre ser.
¡Lávame y purifícame!
Hazme comprender que, el camino del servicio
es una llave que abre la puerta del cielo
Que el servir, aún sin ser recompensado,
es garantía de que soy de los tuyos.
Por eso, Señor, ¡lávame!
Pero, te pido Señor, que no te inclines demasiado
Soy yo quien, en este Jueves de tanto amor,
necesito plegarme en mi orgullo
Soy yo quien en estas horas memorables,
estoy llamado a  conquistar tu corazón
ofrendándome a los hombres.
¡Lávame, mi Señor!
Para que, mis manos,
puedan acariciar rostros doloridos
Para que, mis pies,
puedan acompañar hermanos perdidos
LO QUE QUIERAS, MI SEÑOR
Me has amado y, al amarme,
brota en mí lo que Tú sembraste:
amor por los que me rodean
amor hacia los que me piden
pasión por los más débiles
Sí, mi Señor; haré lo que Tú quieras
Porque, si algo tiene el Jueves Santo,
es Misterio de amor y de ternura
Misterio de Sacerdocio y aroma de Eucaristía
Misterio de tu presencia
que  siempre permanecerá y estallará en el altar
LO QUE TU QUIERAS, MI SEÑOR
Porque, cada vez que comamos de este pan,
Porque, cada vez que bebamos de este vino,
recordaremos tu querer y tu deseo
nos llenaremos con tu Memorial y tu Palabra
con tu gesto de siervo arrodillado.
LO QUE TU QUIERAS, MI SEÑOR
Sólo te pedimos una cosa:
que nunca nos falte la Eucaristía
para estar eternamente a Ti unidos
Amén

J.Leoz



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