domingo, 17 de marzo de 2013

UNA BRISA DEL ESPIRITU: PAPA FRANCISCO

La elección del nuevo Papa, un hombre de las “fronteras de la Iglesia”
Durante dos milenios la inmensa mayoría de los papas fueron originarios de Italia.
En la elección de Karol Wojtyla, Juan Pablo II, la Iglesia rompió una tradición de casi 500 años (el último papa no italiano fue Adriano VI,  de origen holandés, 1522-1523) y nombró como Papa a un polaco.

En la elección de Jorge Bergoglio, el papa Francisco, la Iglesia da un paso adelante en el reconocimiento de la creciente importancia de las iglesias más jóvenes (América, Africa, Asia) eligiendo a un hombre que viene, en sus palabras, “de los confines del mundo” (haciendo alusión a la posición periférica de la república Argentina en la geografía mundial).


Personalmente he recorrido, por mi tarea de formador, gran cantidad de países de América, dando cursos desde Argentina hasta Estados Unidos en una enorme cantidad de grandes y pequeñas ciudades, pueblos y zonas rurales, desérticas y selváticas. Puedo dar testimonio, porque lo he visto y oído, lo he palpado con mis manos (cfr. 1 Jn 1, 1ss) la profunda experiencia religiosa del pueblo más sencillo, que camina en su fe católica en las entrañas de una iglesia cercana, servidora, a veces perseguida y martirial, orante y festiva. “Iglesia bonita, semilla del Reino; Iglesia sencilla, corazón del pueblo”, como le cantan en la diócesis de Ciudad Guzmán, en el centro de México.

Un pastor para la Iglesia universal que abreve en esta experiencia de fe del pueblo latinoamericano es un don del Espíritu y muestra, en el corazón de la misma, una apertura y una valoración que seguramente enriquecerá a la Iglesia toda.

Francisco, la fuerza evangélica de los gestos
El nuevo Papa, Jorge Bergoglio, pidió llamarse Francisco”, un nombre que no había sido nunca utilizado y que tiene un gran valor simbólico.

Como él mismo señaló, el nombre se inspira en san Francisco de Asís, el santo de los pobres, quien en tiempos del Medioevo, se dedicó por entero a predicar el evangelio en su forma más simple: con su vida.

El nombre Francisco evoca, en ámbitos eclesiales y espirituales, varios significados hondamente representativos para nuestros tiempos:
- Francisco es el hombre de la fraternidad.
- Francisco es el hombre de oración e intimidad con Dios.
- Francisco es el hombre que opta por los pobres.
- Francisco es el hombre de una vida austera.
- Francisco es el hombre en comunión con la naturaleza.
- Francisco es el hombre al que Dios pide “reconstruir su Iglesia”.

En sus tiempos la Iglesia estaba muy “contaminada” por el lujo y el poder, y la aparición de Francisco y su seguidores constituye el inicio de una renovación y vuelta a la “simplicidad del Evangelio”.

Al elegir un nuevo nombre, nunca antes utilizado, el papa Francisco da una señal de nuevos tiempos, de comienzo de un camino.

¿Será este el inicio de:
- una reconstrucción de la Iglesia para liberarla de sus cargas y hacerla más transparente al Evangelio?
- un tiempo de comunión con la naturaleza, expresada en una opción de la Iglesia por  el cuidado de la Tierra que es de todos?
- la oportunidad de una Iglesia más austera, que exprese con su vida lo que enseña con sus palabras?
- un testimonio profético que nos muestre más cercanos al mundo de los pobres, de los marginados y excluidos, que nos ayude a reconocer el rostro sufriente de Cristo en los rostros sufrientes de hoy?
- una Iglesia del Espíritu, más orante y contemplativa, en búsqueda continua del ejercicio del discernimiento para hallar en la vida personal, comunitaria y social la voluntad de Dios (su proyecto, su querer)?
- un tiempo que invite a los cristianos a ser, ante todo, hombres y mujeres de fraternidad, para ayudar junto con otros, a construir un mundo de hermanos?
Personalmente quiero creer que sí. Quiero pensar con empecinada esperanza que podemos, al interior de la Iglesia, vivir una auténtica conversión, empezando por cada uno y guiados por nuestros pastores, para recorrer un camino más fiel al Evangelio de Jesús.
Los primeros pasos del papa Francisco son una brisa del Espíritu que acaricia nuestra esperanza.
 Papa Francisco

Primeros Pasos
Me conmovió profundamente, en el momento del anuncio al mundo que había un nuevo papa (¡Habemus Papam!) observar al papa Francisco presentarse en forma sencilla y despojada.
La cruz que resaltaba en su pecho no era la tradicional cruz de oro que habíamos visto en papas anteriores.

Su cuerpo no estaba recubierto por capas bordadas finamente, sino vestía una simple sotana blanca.

Sus primeras palabras fueron un saludo cálido y afectuoso al pueblo de la ciudad de Roma, del cual se presentó como el pastor, elegido por sus hermanos cardenales, quieren escogieron (lo dijo en un tono bromista y distendido, muy festejado) a una persona “de los confines del mundo”.
Pidió en primer lugar, la oración y la bendición del pueblo para él. Y en un gesto impactante, bajó su cabeza para orar y recibir la bendición del pueblo.

Invitó a orar, y él hizo oración, primero en silencio y luego repitiendo las oraciones cristianas más sencillas, tradicionales e iniciáticas (las primeras que uno aprende al acercarse a la experiencia de Dios): el Padrenuestro, el Ave María y el Gloria.

Finalmente dio su bendición al pueblo, insistiendo en que, junto al pueblo de Roma iniciaban un camino en conjunto: pueblo y pastor.

¿Un Papa que en sus primeras palabras utiliza insistentemente la categoría pueblo, no hace recordar a la eclesiología del Concilio Vaticano II?

Una lectura más atenta de sus palabras iniciales permiten descubrir un acento explícito en presentarse como Obispo de Roma. Para ello lo han elegido sus hermanos, insistió. De esta manera, implícita pero a todas luces clarísima, transmitió su visión del ministerio papal (el primero entre pares), acentuando la colegialidad de la iglesia como comunión de iglesias particulares, con sus obispos ejerciendo, como él, su papel de pastor.

¿Se vienen tiempos de una conducción más colegiada, necesaria, en la Iglesia?
Ya conocemos también otros gestos posteriores, que nos permiten pensar, creer y esperar en un nuevo estilo de ejercer el ministerio papal:

- Su preferencia a utilizar el transporte común.
- Su decisión de pagar sus gastos de estadía en forma personal.
- Su negativa a usar un asiento privilegiado (trono) en el momento de la presentación de los cardenales.
- Su visita al hospital para ver a un cardenal anciano y enfermo.
y otros más que seguramente seguirán a estos.

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