sábado, 21 de febrero de 2015

LOS MISIONEROS, PROFETAS DE NUESTRO TIEMPO

En este tiempo de Cuaresma el testimonio de los misioneros invita a abrir los ojos y a contemplar en la otra orilla a millones de personas que necesitan conocer el amor de Dios.



El  Papa Francisco en su Mensaje para la Cuaresma nos advierte de la necesidad de "oír" en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan" para salir de nuestra indiferencia ante los hermanos y ante Dios. Entre estas voces resuenan las de los misionerosprofetas de nuestro tiempo. El testimonio de sus vidas es el mejor indicador de que nadie les es indiferente, ni nada de los asuntos que afectan a quienes sirven les resulta ajenos a sus compromisos. Al conocer la realidad de pueblos que caminan en la oscuridad de la fe y que sufren los zarpazos del desprecio y de la exclusión, se ponen en camino para ir a su encuentro. Su voz y su testimonio resuenan en nuestro tiempo, como una gracia cuaresmal que invita a salir de nosotros mismos. Ellos son el símbolo de la puerta abierta de la Iglesia: "Y la Iglesia es como la mano que tiene abierta esta puerta mediante la proclamación de la Palabra, la celebración de los sacramentos, el testimonio de la fe que actúa por la caridad".

Estos profetas de hoy se han dejado tocar por Dios en su caminar al encuentro de los demás.No son unos un espontáneos que movidos por sentimientos marchan a la aventura de hacer el bien a los demás. En el umbral de su partida la palabra evangélica, que habla de servicio y de entrega, de amor, les ha seducido. Su respuesta, darse radicalmente al otro, es el mensaje profético del misionero que nada sabe de la indiferencia. Han descubierto al otro y se han entregado sin dilaciones, porque el enemigo del amor no es el odio, sino la indiferencia que "ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos". Su mensaje no es novedad, lo han aprendido del Maestro que lava los pies, incluso a quien le iba a entregar. Nadie queda en la indiferencia ante el amor y la ternura de Dios. “Es el testimonio paciente de Aquel que quiere llevar toda la realidad y cada hombre al Padre. La misión es lo que el amor no puede callar".


El testimonio de los misioneros invita a abrir los ojos en este tiempo de Cuaresma y acontemplar en la otra orilla a millones de personas que necesitan conocer el amor de Dios. Es la fuerza que dinamiza el compromiso misionero de los que parten a la otra orilla, conscientes de la necesidad de entregar la fe que han recibido. El itinerario de Cuaresma se convierte de esta manera en una permanente confrontación con la indiferencia a la que una sociedad aburguesada puede estar acostumbrándonos. No solo la sociedad sino también una fe cristiana acomodada –en ocasiones- a los propios intereses, hasta el punto de querer manipular o instrumentalizar la “religiosidad popular” como se hace con las tarjetas que se llevan en la cartera. La contemplación en Cuaresma de estos testigos de la fe hace posible el silencio y la oración cuaresmal, absolutamente necesarios para escuchar las preguntas interpelantes sobre nuestra repuesta al amor de Dios y al compromiso preferencial con los más pobres y necesitados.

Con el testimonio de estos profetas no cabe la mirada atrás o la respuesta evasiva de quienes se excusaron ante la invitación del Señor. Cuaresma es para todos, pero de manera particular para quienes han sido tocados por el compromiso misionero, una ocasión para la oración de intercesiónpara romper las mordazas de la indiferencia y para proclamar este tiempo de gracia y conversión.


Anastasio Gil,
 Director Nacional de OMP







miércoles, 4 de febrero de 2015

50 AÑOS DE TESTIMONIO Y SIEMBRA EN LA MISIÓN DE SAN LORENZO.



El día 3 de febrero de 1965,  la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, envió a cinco hermanas para fundar la Misión de SAN LORENZO, en la provincia de Datem del Marañón, Región Loreto en PERÚ.

Las Hermanas María Luisa, María Rosa y Concepción,  las primeras misioneras de San Lorenzo, presentando las ofrendas en la Eucaristía de Acción de Gracias. 



Jóvenes wampis del Hogar Interétnico
En los 50 años de vida misionera se han sembrado muchas semillas de fe, amor, vida, 
 alegría 
y  esperanza en los siete grupos étnicos con los que trabajamos: awajum, shawi, kandozi, quechuas, chapra, achuar, wampis.


Desde los comienzos de la misión ha sido una búsqueda por encontrar caminos de como hacer que la educción y evangelización sean respuestas de vida para estos pueblos que están perdiendo sus culturas y sus territorios.
Jóvenes achuar y kandozi haciendo unos trabajos de investigación en la computadora. 


Los jóvenes preparan su  chacra para sembrar su yuca, alimento principal en su cultura. 


Los jóvenes de las siete etnias, participando en una actividad cultural. 
Hermana María Dolores García con el grupo de estudiantes de técnica de enfermería shawi

En estos años se ha hecho un trabajo de investigación de la cultura shawi y se han apoyado en sus estudios para que jóvenes shawi se formen en educación y sanidad, para que sean ellos los que ayuden a sus propias comunidades.

Hoy todas las hermanas  de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, damos gracias a Dios por la vida sembrada en la misión de San Lorenzo y por los frutos que vamos recogiendo. 

¡GRACIAS SEÑOR, POR TANTAS MARAVILLAS
QUE HAS HECHO CON NOSOTRAS Y CON TU  PUEBLO!

LO QUE HEMOS VISTO Y OÍDO HEMOS DADO A CONOCER.

 JOVEN: ¿NO TE GUSTARÍA COMPARTIR LO QUE HAS VISTO Y OÍDO DE TU EXPERIENCIA CON JESÚS?