martes, 8 de diciembre de 2015

MARÍA DE NAZARET



Una imagen y un poema para este día especial en que queremos recordar a María. La imagen, de

Sieger Koder, S.J., el poema, de Benjamín González Buelta. Ambos dicen mucho y dicen todo. Les invitamos a orar con ello.


MARÍA DE NAZARET

María era joven
pobre y virgen,
en un pueblo patriarcal.

Campesina de provincia,
galilea, tierra de sospecha
para un israelita de ley.

Cuando María se miraba
en los ojos de la aldea,
se veía pequeña,
como toda mujer.

Cuando Dios Amor
contemplaba a María,
la encontraba única.

María se acostumbró a sentir
cómo la mirada de Dios
se posaba sobre su rostro,
y aprendió a verse
con los ojos mismos de Dios.

María se preparaba así
para lo imposible.
“¿Cómo se hará esto en mí?”
¿Podría haber una vida nueva
sin hombre pero no sin mujer ?

La imposibilidad de María
era la posibilidad de Dios.

Toda María era virginal,
sin interferencias posesivas,
pura acogida de la vida
que el Señor de la historia
quería inaugurar en la tierra.

Cuando María dijo:
“Hágase en mí según tu palabra”,
la palabra empezó a hacerse carne
en sus entrañas,
una existencia toda ella
venida de lo alto.

Y fue tan acogida
que toda se hizo de la tierra.

Entonces dijo María:
“Proclama mi alma
la grandeza del Señor,
mi espíritu festeja
a Dios mi salvador”.

El sí de María abrió
el abajo de la historia,
y la humildad de Dios
entró con toda su pureza
sin que la más mínima mella
quebrara sus perfiles
ni manchara de inhumano
la novedad de sus ofertas.

Benjamín González  Buelta SJ
El rostro femenino del Reino (Sal Terrae)

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