domingo, 3 de julio de 2016

POR LA HENDIDURA DE LA ROCA

Cañón de Antelope, Arizona
" Estando hoy suplicando a nuestro Señor hablase por mi, porque yo no atinaba a cosa que decir ni cómo comenzar a cumplir esta obediencia, se me ofreció lo que ahora diré, para comenzar con algún fundamento: que es considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas."

(Sta. Teresa de Jesús, Las Moradas)

El Evangelio de hoy, Mt 9, 18-26, narra dos historias entrelazadas en las que Jesús interactúa. La niña muerta y la fe de su padre. La mujer muerta en vida y su fe en Jesús. 
Y Jesús que se mete por la grieta del dolor de la mujer, entrando y llenándolo de luz, iluminando su hermosura. 
Y Jesús, que entra en la noche, en la muerte de la niña, iluminando su oscuridad y devolviéndola a la vida.

Por la hendidura de la roca, una pequeña grieta por la que pasa un rayo de sol y es capaz de iluminar un interior que se descubre hermoso.
Te metes por mis grietas, Señor, iluminando mi oscuridad. Mis grietas son mi dolor, la herida, pero Tú entras a través de la herida, la sanas e iluminas dentro.
Un pequeño hueco, la luz y un interior tan hermoso. Tu Presencia lo llena todo.


"Entra en mi noche, Señor y lléname de tu claridad. Guía mis pasos hacia Tí." (Ixcis)






El cañón de Antelope, en la reserva india Navajo de Arizona, es la ranura más fotografiada de América. Es un lugar sagrado y espiritual. Sereno y místico. Una reverencia tranquila. Una obra de arte especial creada por la naturaleza. Una mezcla inimaginable de colores pastel brillantes que cambian con los rayos de la luz del sol creando formas infinitas.

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