miércoles, 3 de septiembre de 2014

ARACELI GUIMERÁ, MISIONERA EN PERÚ DESDE HACE 37 AÑOS.

Araceli Guimerá, misionera de Cantavieja, (Teruel) España, lleva 37 años en Perú.

Araceli Guimerá, de Cantavieja, (Teruel), España,  pertenece a la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús y lleva 37 de sus 67 años en Perú.


-Araceli, ¿siempre ha estado de misionera en Perú?
- Siempre. Estuve 6 años en el río Santiago con un grupo wampis, y 3 años en el río Cenepa con awajum, dos grupos indígenas muy fuertes. Ahora llevo 28 años en Santa Rita de Castilla, en la región de Loreto, a orillas del río Marañón.
- ¿Cuál es su labor en Santa Rita de Castilla?
- Mi labor es el trabajo con la mujer y en la formación de los agentes pastorales que tenemos en la parroquia. Formamos animadores cristianos que trabajan en sus comunidades porque nosotros no llegamos, catequistas, movilizadoras, que son las que controlan el peso de los niños para detectar casos de desnutrición y poderles ayudar, también parteras que hacen una gran labor y ahora también trabajamos con las autoridades de las comunidades. Formamos a la gente y luego hacemos el seguimiento de su trabajo en las Comunidades.
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- ¿A qué problemas se enfrenta cada día?
- El principal es el de la contaminación del río Marañón, a cuya orilla vivimos y que tiene crecidas anuales que inundan todo. Es la principal fuente de vida allí ya que proporciona tanto el agua para beber, como para la agricultura y la pesca. Supimos que estaba contaminado cuando a la gente empezaron a salirles manchas en la piel, muchos hongos, se dieron casos de cáncer y problemas circulatorios que antes no se había. Este es el principal problema, pero hay otros. 
La educación, que no se le puede llamar así, con falta de profesores responsables. La educación es la forma de acceder a un puesto de trabajo, aunque ahora ni eso, y la gente se va a Iquitos y a Lima para que sus hijos estudien y tratar de sobrevivir.
- ¿Cómo es la gente de allí? Suponemos que habrá mucha diferencia con la de aquí…

- Hay mucha diferencia. Cuando estoy aquí, por ejemplo, y son las fiestas, pienso, cuanto dinero se habrá gastado y allí es que no lo hay ni para vivir. Enferma la gente y muchas veces no tiene medios para llegar a Iquitos a una intervención, y aunque tratamos de ayudarles a veces es imposible.
- ¿De donde obtienen el dinero para funcionamiento y ayuda?
- Pues de la propia congregación que envía lo que recoge y varias ONGs que nos ayudan puntualmente para algunas cosas. Perú está creciendo a nivel económico en el contexto internacional y por ello recibe menos ayudas, y estas no siempre llegan a zonas tan alejadas como la nuestra.
- ¿Cuáles son ahora las principales necesidades?
- Buena atención en salud y una buena educación. Eso es lo principal.
- ¿Cómo podemos ayudarles desde aquí? Algunos años en Cantavieja se ha hecho lotería…
- Ahora ya no se hace porque suponía un compromiso para las personas que querían hacer esa actividad, porque ya hay muchas comisiones de fiestas que la hacen. Se puede ayudar entregándonos el dinero directamente o dándoselo a Juanfran, el cura, que nos lo hará llegar.
Y me gustaría animar a la gente a que sea solidaria, con los de cerca y con los de lejos, porque veo que aquí también hay muchas necesidades y aunque muchas veces no hay plata para dar, la cercanía a las personas, a los mayores, a los que están sin trabajo, es muy importante. La felicidad no está en tener, allí la gente es feliz y apenas tiene nada, pero aquí nos meten las necesidades por la vista.

"La felicidad no es poseer porque en la selva no se tiene nada y la gente es feliz"

Nota. Esta entrevista está hecho por un diario de Teruel (España)

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