Hace unos días se presentó desde Madrid en una visita relampago Fidel Sanz, sobrino entrañable de nuestra hermana Sagrario Sanz, que estaba muy malita y la teníamos internada en el Hospital Sabogal del Callao.
Fidel llegó en un vuelo desde Madrid a las siete de la mañana y ese mismo día en la noche se regresaba y desde el avión nos envió esta carta compartiendo sus sentimientos e impresiones.
"Con gran dolor y sufrimiento de mi corazón visité ayer en Lima, Perú, a mi querida Tía Sagrario en el hospital de referencia que por el seguro publico le corresponde, el Hospital ALBERTO SABOGAL SOLOGUREN, donde a sus ochenta y seis años fue ingresada de urgencia hace pocos días.
La hermana Sagrario es un ejemplo de ser humano como no he conocido igual. Ha dedicado toda su vida a la atención de los enfermos de entre los mas necesitados.
Ha estado mas de 60 años en la selva amazónica peruana atendiendo y curando enfermos en las peores condiciones posibles, peleando constantemente por crear centros de salud y formación para que aquellas mejoraran, recorriendo incansable los inmensos ríos amazónicos de día y de noche. Luchando contra viento y corriente.
Fidel llegó en un vuelo desde Madrid a las siete de la mañana y ese mismo día en la noche se regresaba y desde el avión nos envió esta carta compartiendo sus sentimientos e impresiones.
Hermana Sagrario Sanz Esteban |
"Con gran dolor y sufrimiento de mi corazón visité ayer en Lima, Perú, a mi querida Tía Sagrario en el hospital de referencia que por el seguro publico le corresponde, el Hospital ALBERTO SABOGAL SOLOGUREN, donde a sus ochenta y seis años fue ingresada de urgencia hace pocos días.
La hermana Sagrario es un ejemplo de ser humano como no he conocido igual. Ha dedicado toda su vida a la atención de los enfermos de entre los mas necesitados.
Ha estado mas de 60 años en la selva amazónica peruana atendiendo y curando enfermos en las peores condiciones posibles, peleando constantemente por crear centros de salud y formación para que aquellas mejoraran, recorriendo incansable los inmensos ríos amazónicos de día y de noche. Luchando contra viento y corriente.
Podría estar horas hablando de lo poco que la he visto hacer y lo mucho que me han contado. El conocido padre Pio Zarrabe la mencionaba brevemente en un extenso articulo publicado en abril de 2007 en defensa de la Amazonía con las siguientes palabras:
"Las hermanas de la Compañía Misionera, tanto en Lagunas como en San Lorenzo, realizaban una gran labor en salud, trabajando como enfremeras del Estado y también como sanitarias particulares. Aunque no he citado en este apartado a ningún misionero presente entre nosotros todavía, no puedo omitir aquí a la hermana Sagrario Sanz, modelo y paradigma de mujer entregada a la salud del pueblo. Sagrario lleva entre nosotros más de 50 años. Su presencia maternal y su sabiduría médica no tiene límites."
No sé como expresar mi profunda pena e inmensa alegría por lo que vi en el Hospital Sabogal. Pena por ver donde se encuentra. Alegría por el gran ejemplo de coherencia de vida que nos da, hasta sus ultimas consecuencias. Si por mi fuera la llevaba al mejor hospital del mundo. Pero Ella no quiere, no sería feliz. Ella quiere estar allí donde le corresponde, entre "su gente".
Ella dice que la están atendiendo estupendamente. No tiene ni una mala queja. En una esquina de la habitación, que comparte con otras siete mujeres, repite cada poco tiempo "Cuando Tu quieras, como Tu quieras, donde Tu quieras, ..." . Me dicen que antes añadía "aunque yo no quiera". Ya no. Yo le pregunté "¿aunque tu no quieras?" y con un poquito del humor que aun conserva me contestó: "eso es lo que me ha fastidiado".
Y sí, puede que la estén atendiendo muy bien, como a cualquiera en cualquier hospital: los doctores, muy amables y profesionales hacen lo que pueden con un cuerpo tan trabajado como el suyo. Las enfermeras igualmente. Las limpiadoras pasan el cepillo y limpian. Los vigilantes vigilan. Mas o menos. Pero mi Tí Sagrario y las siete mujeres con las que comparte habitación se merecen más, mucho más. Y no me refiero sólo a cariño y amor por las cosas bien hechas, que también.
Mi Tía Sagrario está muy tranquila. No quiere calmantes porque no tiene dolores. Ella está muy bien acompañada por sus hermanas misioneras, tan cariñosas o más que Ella. Ella sabe que pronto estará en la casa de su "Tata Dios". Ella ha hecho todo lo humanamente posible en este mundo. Habría querido hacer más (eso siempre), pero ha hecho "lo que ha podido". En la habitación sigue dando un gran ejemplo de alegría, sencillez y humildad en medio del sufrimiento. ¿Hasta cuando?. "Cuando Tu quieras, como Tu quieras, donde Tu quieras, ...".
¡Que ejemplo! Esto me llevo en mi corazón."
"Las hermanas de la Compañía Misionera, tanto en Lagunas como en San Lorenzo, realizaban una gran labor en salud, trabajando como enfremeras del Estado y también como sanitarias particulares. Aunque no he citado en este apartado a ningún misionero presente entre nosotros todavía, no puedo omitir aquí a la hermana Sagrario Sanz, modelo y paradigma de mujer entregada a la salud del pueblo. Sagrario lleva entre nosotros más de 50 años. Su presencia maternal y su sabiduría médica no tiene límites."
No sé como expresar mi profunda pena e inmensa alegría por lo que vi en el Hospital Sabogal. Pena por ver donde se encuentra. Alegría por el gran ejemplo de coherencia de vida que nos da, hasta sus ultimas consecuencias. Si por mi fuera la llevaba al mejor hospital del mundo. Pero Ella no quiere, no sería feliz. Ella quiere estar allí donde le corresponde, entre "su gente".
Ella dice que la están atendiendo estupendamente. No tiene ni una mala queja. En una esquina de la habitación, que comparte con otras siete mujeres, repite cada poco tiempo "Cuando Tu quieras, como Tu quieras, donde Tu quieras, ..." . Me dicen que antes añadía "aunque yo no quiera". Ya no. Yo le pregunté "¿aunque tu no quieras?" y con un poquito del humor que aun conserva me contestó: "eso es lo que me ha fastidiado".
Y sí, puede que la estén atendiendo muy bien, como a cualquiera en cualquier hospital: los doctores, muy amables y profesionales hacen lo que pueden con un cuerpo tan trabajado como el suyo. Las enfermeras igualmente. Las limpiadoras pasan el cepillo y limpian. Los vigilantes vigilan. Mas o menos. Pero mi Tí Sagrario y las siete mujeres con las que comparte habitación se merecen más, mucho más. Y no me refiero sólo a cariño y amor por las cosas bien hechas, que también.
Mi Tía Sagrario está muy tranquila. No quiere calmantes porque no tiene dolores. Ella está muy bien acompañada por sus hermanas misioneras, tan cariñosas o más que Ella. Ella sabe que pronto estará en la casa de su "Tata Dios". Ella ha hecho todo lo humanamente posible en este mundo. Habría querido hacer más (eso siempre), pero ha hecho "lo que ha podido". En la habitación sigue dando un gran ejemplo de alegría, sencillez y humildad en medio del sufrimiento. ¿Hasta cuando?. "Cuando Tu quieras, como Tu quieras, donde Tu quieras, ...".
¡Que ejemplo! Esto me llevo en mi corazón."
Fidel Sanz, sobrino de la Hermana Misionera Sagrario Sanz Esteban
Hoy nuestra hermana SAGRARIO ya está en casa y mejorcita.
Damos gracias a Dios por ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario