Nuestras hermanas de Colombia están desarrollando un proyecto dirigido a algunos niños del departamento del Chocó, zona afro-colombiana de la costa pacífica.
El proyecto se desarrolla en la comunidad de Mochadó, Corregimiento perteneciente al Bajo Baudó (Chocó) situado a la orilla del río Docampadó, en la Costa Pacifica colombiana.
Pero, ¡Queremos saber más sobre el Chocó…!
¿Cómo viven?
Mochadó es una pequeña comunidad de unas 60 familias realmente pobres, que trabajan en la agricultura de la que obtienen plátano, arroz, maíz, caña y yuca, principalmente para su propia subsistencia. De la caña elaboran el biche, bebida alcohólica (altamente dañina) y la miel, que les sirve para alimentarse y mantenerse.
Suelen cambiar algunos de los productos que cosechan por pescado seco que proviene de las playas.
Así son las casas de Mochadó, en alto, para cuando sube la marea y hay crecentada. |
Sus casas son de madera, alguna con suelo de cemento, y techos de palma. No tienen servicio de energía eléctrica, ni agua potable aunque últimamente están instalando una acometida, pero de aguas sin tratar.
La mayoría de los artículos que son necesarios en la comunidad y la familia, deben ser traídos por mar y luego por río desde la ciudad portuaria de Buenaventura o desde la cabecera Municipal (también por río) lo cual supone que los productos llegan con precios altos por el costo del transporte.
¿Y cómo es la zona, alrededores…?
La Dra. Isabel atendiendo a una madre y su hijita. |
Especialmente esta pequeña población de Mochadó está siendo muy castigada por la presencia en la zona de grupos al margen de la ley que luchan entre ellos por el dominio de los territorios, (ya que estos grupos viven de los cultivos ilícitos, es decir, coca). Esto repercute en la vida de la gente, que viven con miedo a los enfrentamientos armados o a que los desalojen por la fuerza de sus tierras. Este temor a les hace marcharse de los lugares donde habitan cuando sienten el peligro con las funestas consecuencias que esto acarrea: pérdida de los cultivos, imposibilidad de transitar por el río que es la única vía de comunicación, etc.
La cuestión sanitaria actualmente está muy desatendida, no hay enfermera, ni promotora, únicamente una microscopista que se encarga del control del Paludismo y la entrega de la medicación, para erradicar la malaria, cuando la hay. Solamente se atiende cuando alguna empresa del Municipio los visita, que suele ser una o dos veces al año y cuando las hermanas suben con la médica voluntaria (Dra. Isabel, laica de la comunidad, de la Compañía Misionera).
En educación, es el Municipio el que organiza pero está muy desatendida, solo hay para los niños de los tres primeros grados de primaria, por supuesto carecen de materiales y recursos para la enseñanza…y hasta de lo más necesario como son los útiles escolares.
Un poco de historia…
¿Qué antecedentes tiene este proyecto?
Comedor y los niños beneficiados por este proyecto |
Como ya hemos expresado, la realidad en que vive esta gente es muy dura, especialmente para las mujeres, las cuales han tenido que organizar su vida en torno a la agricultura, aunque los cultivos no están en el lugar donde tienen su vivienda, sino que deben desplazarse a lo largo del río, por quebradas (brazos del río) a los lugares donde les es posible cultivar.
La mayoría de las veces se van durante tres o cuatro días por semana.
Anteriormente se llevaban a los niños a estas zonas de la selva o los dejaban al cuidado de los hermanitos más grandes (7 u 8 años), o con vecinos o con mayores con el consiguiente riesgo de quedar expuestos a los peligros del río o de pasar necesidades. Esto hizo que se buscara como ayudar a estos niños y así se consiguió que personas con sensibilidad por la niñez se interesaran y empezasen a colaborar.
Con las pequeñas ayudas económicas que llegaron y con la colaboración de la comunidad en materiales y mano de obra, se fue construyendo un salón, cocina y baño, todo con materiales del medio, otros materiales imprescindibles como cemento y clavos y otros, fueron traídos desde Buenaventura.
A lo largo de estos años el proyecto ha proporcionado especialmente alimentación para el desayuno, la comida del medio día y también por la tarde un “algo” ligero (galletas y líquido).
¿Y de qué manera participa la gente del pueblo?
Hay dos señoras de la comunidad que atienden a los niños desde las 8:30 a.m. hasta las 4:00 p.m. a las que se les da una pequeña bonificación por la labor que realizan de atención y cuidado de los niños durante los cinco días de la semana, en los cuales realizan con ellos trabajo motriz, conocimientos de acuerdo a sus capacidades, relaciones y comportamiento social, como colaborar ellos con el grupo y la comunidad. Se cuenta con una señora, líder de la comunidad que cuida y controla el manejo y cuidado de que el proyecto funcione bien.
Mujer cocinando para los niños. |
Las madres de familia, colaboran dos de ellas cada semana en el servicio en la cocina con la elaboración de la alimentación que se da a los niños, esto lo realizan gratuitamente, pues saben la ayuda que se les presta con sus niños.
Los padres de familia, siempre han sido colaboradores en los trabajos y problemas que han surgido respecto al centro: arreglos, leña para la cocina y aporte de algunos alimentos para la alimentación (miel, banano, plátano, papachina).
Inconvenientes que se están presentando
Esto ha supuesto un gasto mayor en transporte y cuidados para que todo llegue y ha supuesto que los alimentos se encarezcan mucho y que no se pueda brindar aquello que sería lo mejor para el desarrollo de los niños.
Además la devaluación de la moneda en estos últimos tiempos hace que las pequeñas ayudas que les pueden llegar a las hermanas no alcancen para dar una buena atención.
Gracias a las hermanas de Lima ( que hacen este blog ) estamos mas cerca unos de otros y conocemos situaciones que viven otros países y las necesidades que tienen.
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