Una joven de Huánuco, Violeta, ha realizado una experiencia en Huampami, donde ha convivido con nuestras hermanas y una comunidad aguaruna. Violeta nos cuenta cómo la ha vivido.
MI EXPERIENCIA EN HUAMPAMI
Violeta en el día de su cumpleaños |
Todo empezó el 15 de setiembre que llegué a la comunidad awajun de Huampami, situada en el Río Cenepa que es un afluente del Río Marañón, donde las hermanas Nuria y Teresa María me recibieron con mucho cariño. La hermana Teresa María me llevó a conocer a todas las familias y eso me fué animando mucho para salir después ya sola a visitarles, y así irme haciendo amiga de ellos, hablarles. Me gustaba salir e ir conociendo su idioma y su cultura. Como algunas mujeres hablaban awajun, no les entendía, y como algunos hablaban castellano les pedía que me tradujesen. Y así, poco a poco, fuí aprendiendo algunas palabras.
Como ahí no hay sacerdote, el domingo se tiene la celebración litúrgica y ahí me presentaron a toda la Comunidad Cristiana que me acogió muy bien.
Así fui empezando con un pequeño grupo del coro de jóvenes y niños para preparar los cantos. Los niños estaban de huelga y yo salía a animarlos a venir, junto con Marta una amiga.
Como ahí no hay sacerdote, el domingo se tiene la celebración litúrgica y ahí me presentaron a toda la Comunidad Cristiana que me acogió muy bien.
Así fui empezando con un pequeño grupo del coro de jóvenes y niños para preparar los cantos. Los niños estaban de huelga y yo salía a animarlos a venir, junto con Marta una amiga.
Con Teresa Mª y Nuria, de las comunidad de Huampami |
Las señoras que van a la capilla quisieron que les enseñara cocina y quedábamos durante la semana para aprender. Fueron muy buenas alumnas poniendo todos sus esfuerzos, y después les iba muy bien en su negocio de venta de comida.
Me dediqué más a los niños, pues me gustan mucho y pude conversar, ayudarles en sus tareas, animarles para que vayan a la capilla; les enseñé cantos para Navidad y los aprendieron con mucho entusiasmo.
Para la Navidad me ayudó Maritza, una buena amiga que me apoyaba en todo, dentro de que había bastantes cosas que hacer. Entendí que DIOS busca a las personas y no te deja sola. Todo quedó muy bonito con la ayuda, también, de nuestro catequista Isaías que apoyó con la actuación de cómo fue el nacimiento de JESUS. También hubo bailes donde los niños danzaron; me dediqué a ensayarles con mucho cariño a los niños, la adoración del niño Jesús, y a los jóvenes su danza.
Ensayando con los niños |
Agradezco por esta experiencia muy bonita de la que no me arrepiento, y le doy Gracias a Dios y a las hermanas que fueron para mí como mis madres, y vi en ellas el amor con el que se entregan al servicio de Dios, y pude ver más a fondo la realidad de cuánto me falta por hacer, y animarles a que MIREN MÁS ALLÁ DE DONDE VIVEN, ABRAN LOS OJOS, QUE HAY MUCHOS QUE NECESITAN DE NOSOTROS.
VIOLETA
No hay comentarios:
Publicar un comentario