En este nuevo mes, el Santo Padre nos propone como intención evangelizadora, vivir “saliendo de nosotros mismos, hacernos prójimos de quienes se encuentran en las periferias humanas y sociales”.
Salir de uno mismo es ser misionero. Cruzar nuestras propias fronteras, dejando de lado las comodidades que nos llevan a una vida de desgano, de mediocridad, de queja continua. Es mirar a nuestro alrededor a los hermanos que sufren y que viven alejados de las relaciones humanas, en soledad, discriminados.
Muchas veces manifestamos en la tarea apostólica que recibimos más de lo que damos. Es el contacto con el otro que me hace crecer y padecer precisamente las necesidades de los demás. Es lo que Jesús pidió a sus “pescadores” de hombres: el encuentro con el otro para amar, dando y recibiendo.
Ayudemos con la oración y la acción. Alguien está necesitando del amor de Dios, derramado en nuestros corazones. Que el Espíritu nos lleve donde quiera para atender a quien quiera.
P. Dante De Sanzzi
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