"El trabajo antinatural, frenético, angustiado, realizado bajo la presión de la avaricia, del miedo, o de cualquier otra pasión desordenada, no puede, hablando con propiedad, ser dedicado a Dios, porque Dios nunca quiere tal trabajo..."
"Guarda puros tus ojos, silenciosos tus oídos y serena tu mente. Respira el aire de Dios. Trabaja, si puedes, bajo su cielo. Pero si tienes que vivir en una ciudad y trabajar en medio de máquinas, tomar el metro y comer en lugares donde la radio aturde con noticias falsas, donde el alimento destruye tu salud y los sentimientos de quienes te rodean envenenan de hastío tu corazón, no te impacientes, acéptalo como manifestación del amor de Dios y como una semilla de soledad plantada en tu alma.
Si estas cosas te repugnan, continúa deseando el silencio sanador del recogimiento. Pero mientras tanto mantén el sentimiento de compasión hacia quienes han olvidado el concepto mismo de soledad. Tú, al menos, debes saber que existe y que es la fuente de la paz y la alegría. Aún puedes esperar tal alegría. Ellos ni siquiera pueden ya esperarla."
"La santidad cristiana ya no puede ser considerada como una mera cuestión de actos de virtud individuales y aislados, sino que ha de ser vista también como parte del enorme esfuerzo de colaboración para la renovación espiritual y cultural de la sociedad, que produzca unas condiciones en las que todos los hombres puedan trabajar y disfrutar en paz del justo fruto de su trabajo."
THOMAS MERTON
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