miércoles, 7 de octubre de 2020

RAYITO CAÍDO DEL CIELO- Experiencias solidarias.

 Nuestras hermans de Fiori, en Lima, han podido dar su pequeño aporte a una de las ollas comunes de la periferia de Lima, en este caso en un Asentamiento Humano de Puente Piedra. Dejemos que nuestra hermana Carmen Molina nos cuenta la experiencia de estas mujeres del asentamiento que cada día dan lo mejor de sí para sacar adelante a sus familias y apoyar en esta situación de necesidad que se vive como consecuancia de la pandemia.

Mujeres de la olla común "Rayito caído del cielo"

“RAYITO CAIDO DEL CIELO“ es el nombre de la  OLLA COMÚN que acompañamos y de algún modo, hemos apoyado en uno de los Asentamientos Humanos de Puente Piedra.

Nuestras hnas. Carmen y Rosa María llegaron al asentamiento para aportar con algo de comida y de paso conocer la realidad 

Y hablar de OLLA COMÚN, no es solo hablar de una forma de solucionar el problema de alimentación y supervivencia de hogares vulnerables. Porque sobre todo, hablar de OLLA COMUN es hablar del coraje y tenacidad de las mujeres. De su audacia y capacidad de iniciativa para organizarse y llevar adelante las tareas que implican hacer frente a la precariedad de la vida impuesta por la pandemia. Tareas que exigen colaboración responsable y continuada en proveer, administrar y elaborar, la comida  que cada día se va a preparar y luego repartir a las  beneficiarias.

Todas meten su hombro en feneficio de todos


Cabe decir que la OLLA  “RAYITO CAIDO DEL  CIELO” nació y se sostiene,  con una ayuda solidaria, de ahí le viene su nombre.  Después, se ha ido manteniendo con los ingresos de un sol diario por plato de comida que aportan el grupo de mujeres  asociadas a la olla común. Actualmente la conforman unas 25 madres de familia y son 120 platos los que se preparan y consumen a diario. A ese ingreso, le suman lo que solidariamente consiguen yendo por los mercados cuando la necesidad lo requiere. Así van equilibrando su fondo. Ellas se organizan por días y todas van rotando. La motivación de tener asegurado un plato diario de comida para sus hijos, las lleva a la colaboración en el trabajo. Lo hacen con gusto.  

Trabajo compartido, la conversación, alegrías y tristezas...todo une. Trabajo por el Bien Común.


Y sobre todo, la acción solidaria de la olla común cobra un sentido de lucha y transformación social por parte de las mujeres. Es de esperar que esta experiencia participativa en el contexto comunitario y vecinal de las ollas comunes, abra caminos para una mayor participación y liderazgo a favor de la Mujer en la vida y desarrollo de los pueblos. 

¡¡Trabajando con tremendas ollazas!!




Carmen Molina ❁



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