domingo, 25 de agosto de 2013

INOLVIDABLE EXPERIENCIA EN LA

Dolors Pijoan y Enrique su padre, han hecho una visita a la selva, visitando a su tía y hermana Nuria, (religiosa-misionera), que vive muchos años en Huampami  (Río Cenepa) y nos comparte sus experiencias.
Hermana Nuria con su sobrina Dolors, en la plaza de Armas de Lima
No querría empezar sin antes agradecer muchísimo a todas ustedes el trato que nos han dispensado en todas las comunidades que hemos estado, y el cariño que nos han regalado tanto a mi padre como a mi.


Hermana Nuria con su hermano Enrique en Lima.

Si tuviese que resumir el viaje en una palabra seria ¡INCREÍBLE ! No, no se puede resumir en una palabra.


Una señora awajum, regresando de la chacra con su hijita, vienen cargando la yuca que es el alimento principal.
Es impresionante el trabajo que han hecho y siguen haciendo las hermanas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús  y los colaboradores en las distintas comunidades awajúm y wampis. Cuesta imaginar desde la vieja Europa cuan arduo trabajo se realiza en estos parajes tan remotos.

A lo largo de los años mi tía, me había contado muchas cosas de su manera de vivir pero aún así no te haces a la idea de lo que es realmente hasta que lo ves, hasta que lo vives.
Hermana Gema visitando a una familia awajum, en su cocina.
La verdad es que ha sido una experiencia con muchas sorpresas, tanto para mi, como para mi padre por lo que íbamos viviendo: el día a día de las hermanas, sus quehaceres, el trato con la gente, su manera de vivir... etc.
En cada etapa del viaje hemos ido descubriendo “nuevas cosas”(no sé como definirlo!).
Dolors, Enrique y hermana Nuria viajando por el Río Cenepa en un deslizador.

Desde los primeros días en la comunidad de Lima, durante el trayecto pasando por Chiclayo y Jaén, durante la estancia en la comunidad de Sta. Maria de Nieva hasta llegar a Huampami, nuestro destino.

En cada uno de los sitios que hemos estado nos han ido regalando tiempo, dedicación, sonrisas, cariño, y una actitud alegre que parecía no tener fin. ¿
Será eso que le llaman Amor de Dios?
No solo de las hermanas sino también de la gente que hemos ido encontrando por el camino.
En todas las visitas que hicimos nos recibieron con los brazos abiertos y una sonrisa feliz.
Y cuando piensas que ha sido estupendo lo que has vivido y conocido y “sentido” llegas a la comunidad de Huampami y te das cuenta que todavía se puede multiplicar mucho más.
Hermana Marta en la comunidad awajum de Huampami, Río Cenepa dónde vive junto a Gema, Tere, Nuria e Isa.
El hecho de tener la oportunidad de compartir el día a día con mi tía Nuria  ¡por fin!,  en compañía de Marta, Gema y Tere, además de mi padre, ha sido una de las cosas más gratificantes que he vivido nunca.


La Comunidad de Santa María de Nieva, con unos colaboradores

Cuando estas en la selva el ritmo de vida es diferente. Estoy acostumbrada a un ritmo frenético y estresante, sobretodo por el trabajo y los quehaceres diarios. El hecho de llegar a un lugar tan remoto, distante y con pocas comodidades (por no decir ninguna), me ha hecho reflexionar sobre muchos aspectos de mi vida, y me han hecho aflorar sentimientos y emociones que tenia olvidadas.

Creo que este viaje me ha cambiado un poco como persona. Sé que puedo hacer mucho más por la gente que está a mi alrededor, en mi vida diaria, y no quiero olvidar lo que he vivido.
Si algo he aprendido en este viaje es que tengo que volver para seguir aprendiendo.

Un abrazo para todos con mucho cariño

Dolors Pijoan

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