Hoy, día 18 de Diciembre, nos unimos a todas las personas y grupos que luchan por defender los derechos humanos de las personas migrantes en todo el mundo. Queremos escuchar y no ser sordos/as a los gritos de las personas migrantes especialmente cercanos a nosotros. En nuestro país, en la costa, la sierra y la selva, también se producen violaciones de los derechos humanos.
Oremos para que nuestros sentidos no estén embotados para percibir el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas, para que nuestro corazón se haga más solidario y nuestros pies y manos más comprometidos en un mundo justo.
Contemplemos a Jesús, el Dios con nosotros, encarnado en lo más vulnerable y vulnerado de la condición humana y sigámosle a Él que ha venido “para que todos tengan vida y vida en abundancia”
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