lunes, 14 de octubre de 2013

UN SUEÑO HECHO REALIDAD EN LA SELVA AMAZÓNICA


LUIS BERZAL, nos comenta su viaje a la selva amazónica del Perú, para acompañar en la celebraciòn de los 50 años de Vida Religiosa de su tía Juliana María Gómez.
Luis, en la comunidad de San Lorenzo,  luciendo una corona awajum y un collar de la selva.
Este viaje a la selva, era un sueño que yo había tenido desde hacía mucho tiempo. Ir a Santa María de Nieva con mi familia y conocer la realidad  de toda esa zona awajun  y wampis, era algo importante para mí,  ya que mi tía Juliana María, es misionera y ha vivido en esa zona durante muchos años. Y para mí era un lugar muy escuchado en nuestra historia familiar. Por tanto me apetecía poner cara a tantas personas, historias, situaciones, oídas del Nieva. Y  como nunca encontramos una fecha para ir, hubo un acontecimiento que fue el celebrar los 50 años de vida religiosa de mi tía y junto con mi tía Rosa e  Isabel  una amiga, iniciamos nuestro sueño y emprendimos vuelo hacía Perú.
Isabel, Juliana María, Luis y Rosa
En este viaje solo puede decir GRACIAS A DIOS QUE NOS HA PERMITIDO HACER ESTE VIAJE, A TODAS LAS HERMANAS DE  LA COMPAÑÍA QUE VISITAMOS Y A TODAS LAS PERSONAS QUE CON SU CARIÑO NOS FACILITARON EL VIAJE.

Empezando por la comunidad de  Huampami (Río Cenepa), los mil detalles de 
Teresa María y  Nuri
para prepararnos 
En el comedor de las hermanas de Huampami (Río Cenepa)
una comida agradable 
y hacer que nuestra
estancia ahí fuera cómoda, porque en esa  casa no hay las comodidades que tenemos en nuestras casas de Madrid. 


Teresa María  nos compartía la ayuda que estaba prestando al gobernador y a través de la mesa de Lucha contra la pobreza, todo el trabajo que está realizando. Nuria con su actitud amable iba saludando y preocupándose de toda persona que encontraba en su camino.  
Juliana Maria, Rosa, Nuría y Gema en el Pongo Mori
También la disponibilidad de Gema para enseñarnos todo el pueblo, y me admiró su paciencia  de pararse a cada llamada que le hacía la gente… Incluso un alumno que pedía le ayudase a traducir unas frases de inglés o  al ir a visitar a un niño enfermo en el Pongo Mori. Senti mucho no poder conocer a Isa y Marta que estaban visitando las comunidades del Río Santiago.



  Fue emocionante como una señora awajún  reconoció a mi tía, la alegría del
Julia Amasifué con Juliana María en Huampami.
reencuentro y como  nos acompañó todo el camino a visitar el pueblo, dándola la mano y acercándose a ver a los niños del internado, acordándose cuándo ella había estado en el internado con las hermanas en Santa María de Nieva y tantas cosas como había aprendido y lo comparaba con la situación bien difícil de los niños del Internado.

Para ir a Santa María de Nieva, bajamos el Río Cenepa y el Marañón y  pudimos ver  la minería ilegal que hay en esa zona. Me sorprendió la forma tan rudimentaria y primitiva de trabajar, las personas se mete en el río, saca la arena, la carga sobre su espalda y  la echan  en una batea dónde se cierne y el residuo va al río y es triste ir viendo como los ríos se van contaminando por el mercurio, ya que el lavado del oro es con mercurio.


Llegamos a Santa María de Nieva, objetivo de nuestro viaje. Para mí fue algo emocionante, ya que era un lugar que a lo largo de toda mi vida había hablado mucho de él con mi tía y las hermanas.

Plaza de Santa María de Nieva. Al fondo la Iglesia de Juan Velasco
Mi primera impresión fue ver la plaza que han construido en Juan Velasco, con su fuente, su puente y rampas adaptadas para sillas de ruedas, pero lo que bordea la plaza es un barrizal imposible de pasar. Llegamos a casa de las hermanas, todo fueron bienvenidas y alegría. Conocimos mucha gente en la que se ve la labor y el agradecimiento a las hermanas a lo largo de su vida. Y gente que sigue mejorando su vida, gracias a la formación y canalización de ayuda de las hermanas.


En Santa María de Nieva con M. Luisa, Chairot y Carmen

La comunidad de hermanas encantadoras: 
Charito con su sonrisa y cercanía. Carmen, mujer con espíritu y mucha vida. Herminia atenta a todas las necesidades, muy práctica y vive la simplicidad de la vida  y María Luisa su sencillez y cercanía que a sus 87 años y 65 años de misionera sigue ayudando a niños y jóvenes por medio de la Biblioteca.
Me impresionó el dinamismo de la comunidad a pesar de las edades.



Juliana Marìa compartiendo su experiencia misionera
No me gustaría terminar esto sin recordar dos hechos: la celebración in situ de los 50 años de vida religiosa de mi tía, que la presidió el P. Carlos Diharce, S.I., que fue una ceremonia sencilla, muy cercana y los canticos muy alegres,  coordinados por la Hermana Charito. Los cantos en awajum son muy emotivos y llegan muy al corazón.

Y el otro hecho fue el encuentro  con las señoras del Grupo Nuwa Yampam, dónde nos compartieron sus experiencias de cómo el grupo había nacido, y como les está ayudando los talleres que tienen de: costura, la cocina, la peluquería, y  actualmente  la ayuda que reciben a través de los microcréditos. Nos prepararon una comida típica de la selva, una rica patarhasca de chonta con pollo. Nos dieron lo mejor de ellas misma.
Juliana María con su hermana Rosa y Mariola con  sus hijitos.

Y me impresionó que desde que mi tía llegó no dejaron de llamar a la puerta con visitas y trayendo presentes: huevos, plátanos, yuca, fruta…  lo que cada uno podía, son gestos que marcan mi vida. 

Dejamos Santa María de Nieva y llegamos a la misión de San Lorenzo, después de cinco horas por carretera y  cuatro horas en chalupa por el Río Marañón en la selva baja.
Mi primera impresión es la belleza de las vistas que esa casa nos brinda.  La casa está al lado del río y éste está comiéndose el terreno y cuándo el río está alto, el agua llega al ras de la casa y actualmente es un peligro, pero las hermanas viven felices.

En el comedor de la comunidad de San Lorenzo
 La comunidad de San Lorenzo es muy internacional: 
Regine y Angele del Congo y Concepción y María Teresa españolas. Concepción con sus casi 90 años, como acarrea baldes de agua, da clases de español a unas voluntarias polacas o negocia las compras de la casa. María Teresa, la mujer de los mil detalles que todo esté bonito y agradable para los demás: Un anécdota: Nos íbamos al aeropuerto, se dio cuenta que no llevábamos comida y se bajó de la mototaxi y cuándo íba a despegar la avioneta apareció con la comida que estaba buenísima. Regine, La directora del Internado, mujer inteligente, sonriente, bromista,  y muy atenta  a las circunstancias, porque puede estar en varios sitios a la vez,  rodeada siempre de niñas. Angele, mujer práctica, alegre y con una risa contagiosa que alegra el ambiente y con muy buenas ideas, vibrando por las vocaciones y como concretizar proyectos.

Los jóvenes del Hogar Interétnico nos presentaton danzas típicas.


Conocimos el “Hogar Interetnico” dónde hay más de siete etnias, un total de unos 80 alumnos, que las hermanas llevan desde hace muchos años. Ahora, desde hace dos años en su casa han creado el internado para las chicas, para que puedan tener las mismas oportunidades de formación que los varones. 




Una señora shawi, cuidando  a su hijita en el hospital de San Lorenzo


Vimos todo el trabajo de las hermanas a lo largo de estos años, el hospital dónde la Hermana Sagrario ha dado tanto. Visitamos a los enfermos que estaban hospitalizados, y nos dimos cuenta de lo mucho que todavía falta....





Las hermanas Regine, Juliana María y María Teresa en Ninare


Visitamos también la casa de 
Ninaré, el centro de antropología de los chayahuitas, creado y llevado hasta hace dos  años por la Hna. Maria Dolores García, dónde hay mucha riqueza cultural y un proyecto de poder poner un museo de la zona. 



Y también visitamos  el proyecto agroforestal que comenzó la Hna. María Donoso. En fin, que me admiró ver tanto trabajo realizado por las hermanas y que pienso cuánto ha ayudado a tantas personas. 


Vista aerea del Río Marañón en la selva baja 
Sobrevolamos la selva baja y llegamos a Yurimaguas, pasando después a Tarapoto, Moyobamba… y descubrimos las bellezas naturales  de esta zona. De aquí volamos a Lima, dando gracias a la misionera laica Astrid, que nos brindó su cariño y acogida para enseñarnos la ciudad,  dónde vimos todo el patrimonio antiguo de Lima, la belleza de la Plaza de Armas, la Catedral y las diversas iglesias que componen el centro de Lima. También me llamó la atención el contraste entre los cerros tan desérticos  y el mar al lado.

No quisiera acabar esto sin recordar a las comunidades de Lima, la de Fiori dónde vive mi tía Juliana María,  Meche y Josefa dos bellezas de personas y la comunidad de Palao más numerosa, dónde están las hermanas mayores y enfermas,  me encantó como las hermanas miman a Sagrario, que es la más delicada, y el afecto que hay entre unas y otras. Pudimos compartir con ellas una rica  comida peruana y un momento de encuentro. 

Solamente quiero acabar esto diciendo la palabra GRACIAS  a esta experiencia vivida con mi familia… GRACIAS por lo muchos que he aprendido en este viaje... GRACIAS, por el trabajo que cada una de las hermanas ha ido realizando en estas misiones tan alejadas del Perú... 

GRACIAS, SEÑOR, 
POR PERMITIRME REALIZAR EL SUEÑO DE MI VIDA








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