LUIS BERZAL, nos comenta su viaje a la selva amazónica del Perú, para acompañar en la celebraciòn de los 50 años de Vida Religiosa de su tía Juliana María Gómez.
Luis, en la comunidad de San Lorenzo, luciendo una corona awajum y un collar de la selva. |
Este viaje a la selva, era un sueño
que yo había tenido desde hacía mucho tiempo. Ir a Santa María de Nieva con mi
familia y conocer la realidad de toda esa zona awajun y wampis, era algo importante para mí, ya que mi tía Juliana María, es misionera y ha
vivido en esa zona durante muchos años. Y para mí era un lugar muy escuchado en
nuestra historia familiar. Por tanto me apetecía poner cara a tantas personas,
historias, situaciones, oídas del Nieva. Y como nunca encontramos una fecha para ir, hubo
un acontecimiento que fue el celebrar los 50 años de vida religiosa de mi tía y
junto con mi tía Rosa e Isabel una
amiga, iniciamos nuestro sueño y emprendimos vuelo hacía Perú.
Isabel, Juliana María, Luis y Rosa |
En este viaje solo puede decir
GRACIAS A DIOS QUE NOS HA PERMITIDO HACER ESTE VIAJE, A TODAS LAS HERMANAS DE LA
COMPAÑÍA QUE VISITAMOS Y A TODAS LAS PERSONAS QUE CON SU CARIÑO NOS FACILITARON
EL VIAJE.
Empezando por la comunidad de Huampami (Río Cenepa),
los mil detalles de
Teresa María y Nuria
para prepararnos
En el comedor de las hermanas de Huampami (Río Cenepa) |
una comida agradable
y
hacer que nuestra
estancia ahí fuera cómoda, porque en esa casa no hay las comodidades que tenemos en nuestras
casas de Madrid.
Teresa María nos compartía la ayuda que estaba prestando al
gobernador y a través de la mesa de Lucha contra la pobreza, todo el trabajo que
está realizando. Nuria con su actitud amable iba saludando y preocupándose de
toda persona que encontraba en su camino.
Juliana Maria, Rosa, Nuría y Gema en el Pongo Mori |
También la disponibilidad de Gema para enseñarnos todo el pueblo, y me
admiró su paciencia de pararse a cada
llamada que le hacía la gente… Incluso un alumno que pedía le ayudase a traducir
unas frases de inglés o al ir a visitar
a un niño enfermo en el Pongo Mori. Senti mucho no poder conocer a Isa y Marta que estaban visitando las comunidades del Río Santiago.
Fue emocionante
como una señora awajún reconoció a mi
tía, la alegría del
reencuentro y como
nos acompañó todo el camino a visitar el pueblo, dándola la mano y
acercándose a ver a los niños del internado, acordándose cuándo ella había
estado en el internado con las hermanas en Santa María de Nieva y tantas cosas
como había aprendido y lo comparaba con la situación bien difícil de los niños
del Internado.
Julia Amasifué con Juliana María en Huampami. |
Para ir a Santa María de Nieva,
bajamos el Río Cenepa y el Marañón y
pudimos ver la minería ilegal que
hay en esa zona. Me sorprendió la forma tan rudimentaria y primitiva de trabajar,
las personas se mete en el río, saca la arena, la carga sobre su espalda y la echan
en una batea dónde se cierne y el residuo va al río y es triste ir
viendo como los ríos se van contaminando por el mercurio, ya que el lavado del
oro es con mercurio.
Llegamos a Santa María de Nieva,
objetivo de nuestro viaje. Para mí fue algo emocionante, ya que era un lugar
que a lo largo de toda mi vida había hablado mucho de él con mi tía y las
hermanas.
Plaza de Santa María de Nieva. Al fondo la Iglesia de Juan Velasco |
Mi primera impresión fue ver la plaza
que han construido en Juan Velasco, con su fuente, su puente y rampas adaptadas
para sillas de ruedas, pero lo que bordea la plaza es un barrizal imposible de
pasar. Llegamos a casa de las hermanas, todo fueron bienvenidas y alegría.
Conocimos mucha gente en la que se ve la labor y el agradecimiento a las
hermanas a lo largo de su vida. Y gente que sigue mejorando su vida, gracias a
la formación y canalización de ayuda de las hermanas.
La comunidad de hermanas encantadoras:
Charito con su sonrisa y cercanía. Carmen, mujer con espíritu y mucha vida. Herminia atenta a todas las necesidades, muy práctica y vive la simplicidad de la vida y María Luisa su sencillez y cercanía que a sus 87 años y 65 años de misionera sigue ayudando a niños y jóvenes por medio de la Biblioteca.
Me impresionó el dinamismo de la comunidad a pesar de las edades.
Juliana Marìa compartiendo su experiencia misionera |
No me gustaría terminar esto sin
recordar dos hechos: la celebración in situ de los 50 años de vida religiosa de
mi tía, que la presidió el P. Carlos Diharce, S.I., que fue una ceremonia sencilla, muy cercana y los canticos muy alegres, coordinados por la Hermana Charito. Los cantos en
awajum son muy emotivos y llegan muy al corazón.
Y el otro hecho fue el encuentro con las señoras del Grupo Nuwa Yampam, dónde
nos compartieron sus experiencias de cómo el grupo había nacido, y como les
está ayudando los talleres que tienen de: costura, la cocina, la peluquería,
y actualmente la ayuda que reciben a través de los microcréditos. Nos prepararon una comida típica de la selva, una rica
patarhasca de chonta con pollo. Nos dieron lo mejor de ellas misma.
Y me impresionó que desde que mi tía
llegó no dejaron de llamar a la puerta con visitas y trayendo presentes: huevos, plátanos, yuca, fruta… lo que
cada uno podía, son gestos que marcan mi vida.
Dejamos Santa María de Nieva y
llegamos a la misión de San Lorenzo, después de cinco horas por carretera
y cuatro horas en chalupa por el Río
Marañón en la selva baja.
Mi primera impresión es la belleza de las vistas que esa casa nos brinda. La casa está al lado del río y
éste está comiéndose el terreno y cuándo el río está alto, el agua llega al ras
de la casa y actualmente es un peligro, pero las hermanas viven felices.
En el comedor de la comunidad de San Lorenzo |
Regine y Angele del Congo y Concepción y María Teresa españolas. Concepción con sus casi 90 años, como acarrea baldes de agua, da clases de español a unas voluntarias polacas o negocia las compras de la casa. María Teresa, la mujer de los mil detalles que todo esté bonito y agradable para los demás: Un anécdota: Nos íbamos al aeropuerto, se dio cuenta que no llevábamos comida y se bajó de la mototaxi y cuándo íba a despegar la avioneta apareció con la comida que estaba buenísima. Regine, La directora del Internado, mujer inteligente, sonriente, bromista, y muy atenta a las circunstancias, porque puede estar en varios sitios a la vez, rodeada siempre de niñas. Angele, mujer práctica, alegre y con una risa contagiosa que alegra el ambiente y con muy buenas ideas, vibrando por las vocaciones y como concretizar proyectos.
Los jóvenes del Hogar Interétnico nos presentaton danzas típicas. |
Conocimos el “Hogar Interetnico”
dónde hay más de siete etnias, un total de unos 80 alumnos, que las hermanas
llevan desde hace muchos años. Ahora, desde hace dos años en su casa han creado el internado para las chicas,
para que puedan tener las mismas oportunidades de formación que los varones.
Vimos todo el trabajo de las hermanas a lo largo de estos años, el hospital
dónde la Hermana Sagrario ha dado tanto. Visitamos a los enfermos que estaban hospitalizados, y nos dimos cuenta de lo mucho que todavía falta....
Las hermanas Regine, Juliana María y María Teresa en Ninare |
Visitamos también la casa de
Ninaré, el centro de antropología de los chayahuitas, creado y llevado hasta hace dos años por la Hna. Maria Dolores García, dónde hay mucha riqueza cultural y un proyecto de poder poner un museo de la zona.
Y también visitamos el proyecto agroforestal que comenzó la Hna. María Donoso. En fin, que me admiró ver tanto trabajo realizado por las hermanas y que pienso cuánto ha ayudado a tantas personas.
Vista aerea del Río Marañón en la selva baja |
Sobrevolamos la selva baja y llegamos
a Yurimaguas, pasando después a Tarapoto, Moyobamba… y descubrimos las bellezas
naturales de esta zona. De aquí volamos
a Lima, dando gracias a la misionera laica Astrid, que nos brindó su cariño y
acogida para enseñarnos la ciudad, dónde
vimos todo el patrimonio antiguo de Lima, la belleza de la Plaza de Armas, la
Catedral y las diversas iglesias que componen el centro de Lima. También me
llamó la atención el contraste entre los cerros tan desérticos y el mar al lado.
No quisiera acabar esto sin recordar
a las comunidades de Lima, la de Fiori dónde vive mi tía Juliana María, Meche y Josefa dos
bellezas de personas y la comunidad de Palao más numerosa, dónde están las hermanas mayores y enfermas, me encantó como las hermanas miman a Sagrario, que es la más delicada, y el afecto que hay entre unas y otras. Pudimos compartir con ellas una rica comida peruana y un momento de encuentro.
Solamente quiero acabar esto diciendo
la palabra GRACIAS a esta experiencia
vivida con mi familia… GRACIAS por lo muchos que he aprendido en este viaje... GRACIAS, por el trabajo que cada una de las hermanas ha ido realizando en estas misiones tan alejadas del Perú...
GRACIAS, SEÑOR,
POR PERMITIRME REALIZAR EL SUEÑO DE MI VIDA
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