viernes, 18 de abril de 2014

EL PAPA FRANCISCO NOS RECUERDA EL DÍA DE JUEVES SANTO, QUE TENEMOS QUE SER SERVIDORES LOS UNOS DE LOS OTROS.



El Papa lava los pies de los discapacitados

Francisco se arrodilla y lava los pies de doce apóstoles del sufrimiento

"La única herencia que nos ha dejado Jesús es ser servidores los unos de los otros"

"Él es Dios, y se ha hecho siervo, servidor nuestro, un trabajo de esclavos, de siervos

 Fue un momento intenso, un gesto impecable, escandaloso en la época de Jesús, y aun hoy: un Papa arrodillado ante doce apóstoles del sufrimiento, la enfermedad y la postración, lavándoles los pies como antes sólo hacían los esclavos. Un Papa cansado, que había de ser ayudado a levantarse después de cada rodilla en tierra. Un hombre que recordó, en una breve e improvisada homilía, que ésta es "la única herencia que nos ha dejado Jesús: ser servidores los unos de los otros, ser servidores en el amor".

Lo hizo en la celebración del Jueves Santo que, por segunda vez en la historia, no tuvo lugar en una basílica vaticana, sino en el centro "Santa María de la Providencia" de la fundación Don Gnocchi.
Francisco no lavó los pies a sacerdotes, obispos o cardenales, sino a doce enfermos mentales, discapacitados, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, católicos, musulmanes o sin religión. Porque el mandato que Jesús nos deja en el Día del Amor Fraterno no es otro que el de "ser servidores, los unos de los otros", sin importar raza, religión o estado en el que nos encontremos. Una sola familia humana, unida en el amor de Dios hacia todas sus criaturas.
Una breve homilía antes de arrodillarse, sin papeles, vibrando, señalando que, en el Evangelio, "Jesús nos ofrece un gesto de despedida, y nos deja una herencia". "Él es Dios, y se ha hecho siervo, servidor nuestro. Y esta es la herencia: también vosotros tenéis que ser servidores, los unos de los otros".
Jesús, recordó el Papa, se aproxima al final de su trayecto en la tierra. "Y él ha hecho este camino, por amor". "También vosotros debéis ser servidores en el amor. Esta es la herencia que nos ha dejado Jesús".
El gesto de lavar los pies, "un gesto simbólico, lo hacían los esclavos, los siervos, a los comensales.... Porque venían por los caminos polvorientos. Cuando estaban por la casa era necesario lavarse los pies", explicó, con sencillez, Bergoglio.
Y es por ello que "Jesús cumple un gesto, un servicio, un trabajo de esclavos, de siervos. Y eso lo deja como herencia para nosotros. Tenemos que ser servidores los unos de los otros", repitió.
"Y por eso la Iglesia, cuando se conmemora la Última Cena, cuando Jesús instituye la Eucaristía, pone en la ceremonia este gesto de lavar los pies, que nos recuerda que debemos ser siervos los unos de los otros", volvió a explicar. Muchos no lo entenderán, escondidos como se hallan en sus púlpitos y sus cuotas de poder y de ortodoxia. Pero el mensaje es claro, el mismo que dijo Jesús: "ser siervos los unos de los otros".
"Ahora yo haré este gesto, pero todos nosotros, pensemos en los demás, en el amor que Jesús nos dice que tenemos que tener con los demás, y pensemos también cómo podemos servir mejor a estas personas. Porque esto es lo que Jesús ha querido de nosotros", concluyó Francisco, para después arrodillarse, limpiar y besar los pies de doce hombres y mujeres, y mirarles a los ojos, y sonreir. Y recordarnos que lo importante es amar.
Homilia del Santo Padre
Hemos sentido lo que Jesús hizo en la Última Cena. Es un gesto de despedida. Es la herencia que nos deja.
Él es Dios y se hizo siervo, servidor nuestro, y ésta es la herencia. También ustedes deben ser servidores, uno de los otros. Él hizo este camino por amor. También ustedes tienen que amarse y ser servidores en el amor. Ésta es la herencia que nos deja Jesús.
Y hace este gesto de lavar los pies porque es un gesto simbólico: lo hacían los esclavos, los siervos, a los comensales, a la gente que venía al almuerzo o a la cena porque en aquel tiempo las calles eran todas de tierra, y cuando entraban a casa, era necesario lavarse los pies.
Jesús hace un gesto, un trabajo, un servicio de esclavo, de siervo, y esto lo deja como herencia entre nosotros. Nosotros tenemos que ser servidores unos de los otros, y por eso la Iglesia, en el día de hoy cuando se conmemora la Última Cena, cuando Jesús ha instituido la Eucaristía, también hace en la ceremonia este gesto de lavar los pies, que nos recuerda que nosotros debemos ser siervos unos de otros.
Ahora yo haré este gesto, pero todos nosotros, en nuestro corazón, pensemos en los otros, y pensemos en el amor que Jesús nos dice que tenemos que tener con los otros; y pensemos también cómo podemos servirles mejor, a las otras personas, porque así Jesús lo quiso de nosotros.

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