domingo, 6 de abril de 2014

LA ORACIÓN NOS CAMBIA EL CORAZÓN


Papa Francisco: La oración toma tiempo, pero cambia el corazón

DR
La oración es una lucha con Dios, y se hace con libertad e insistencia, como un diálogo sincero con un amigo. Esta oración cambia nuestro corazón, porque nos hace conocer mejor cómo es Dios realmente. Lo afirmó el Papa Francisco en la Misa presidida la mañana de este jueves enSanta Marta.

El diálogo de Moisés con Dios en el Monte Sinaí estuvo en el centro de la homilía del Papa: Dios quiere castigar a su pueblo porque se ha hecho un ídolo, el becerro de oro.

Moisés reza con fuerza al Señor para que se lo vuelva a pensar, explica el Papa Francisco, es una verdadera lucha con Dios. Una lucha del jefe del pueblo para salvar a su pueblo, que es el Pueblo de Dios.

Y Moisés habla libremente, también con insistencia. Moisés insiste. Es valiente. La oración debe ser también “un negociación con Dios”, “argumentando”.

Moisés al final convence a Dios y la lectura dice que “el Señor se arrepiente del mal con el que había amenazado a su pueblo”. “Pero -se pregunta el Papa-, ¿qué ha cambiado aquí? ¿Es el Señor el que ha cambiado? Yo creo que no”.

“El que ha cambiado es Moisés, porque él creía que el Señor habría hecho esto, creía que el Señor destruiría al pueblo y él busca, en su memoria, el recuerdo de cuán bueno había sido el Señor con su pueblo, cómo lo sacó de la esclavitud de Egipto y lo llevó adelante con una promesa”, explicó.

Y continuó: “Y con estas argumentaciones trata de convencer a Dios, pero en este proceso es él quien reencuentra la memoria del pueblo y recibe la misericordia de Dios”.

“Este Moisés que tenía miedo, miedo de que Dios hiciese otra cosa, al final desciende del monte con algo grande en el corazón: nuestro Dios es misericordioso –destacó-. Sabe perdonar. Rectifica sus decisiones. Es un Padre”.

Todo esto, observó el Papa Francisco, Moisés lo sabía, “pero lo sabía más o menos, y en la oración lo confirma. Esto hace la oración en nosotros: nos cambia el corazón”.

“La oración nos cambia el corazón. Nos hace entender mejor cómo es nuestro Dios”, afirmó.

“Por eso es importante hablar con el Señor, no con palabras vacías -Jesús dice ‘como hacen los paganos’-. No, no, hablar con la realidad”, señaló Frnacisco.

Y el Papa recurrió a la dramatización una vez más, para explicar cómohay que hablar con Dios: “‘Pero, mira Señor, que tengo este problema, en la familia, con mi hijo, con esto, con lo otro… ¿Qué puedo hacer? Pero mira, Tú no me puedes dejar así’... ¡Esta es la oración! ¿Cuánto tiempo toma esta oración? Toma su tiempo”.

Es el tiempo que necesitamos para conocer mejor a Dios, como se hace con un amigo, porque Moisés, dice la Biblia, rezaba al Señor como un amigo habla a otro amigo, continuó.

“La Biblia dice que Moisés hablaba con el Señor cara a cara, como un amigo –recordó-. Así debe ser la oración: libre, insistente, con argumentaciones. ¡Incluso reprendiendo al Señor un poco!: ‘¡Tu me prometiste esto, y no lo has hecho…!’; así, como se habla a un amigo”, añadió.

El Papa pidió “abrir el corazón a esta oración”. “Moisés bajó del monte fortalecido: ‘He conocido más al Señor’ –subrayó-, y con la fuerza que le había dado la oración, retoma su misión de conducir al pueblo hacia la Tierra prometida. Porque la oración fortalece, fortalece. Que el Señor nos dé a todos nosotros la gracia, porque rezar es una gracia”.

“En cada oración -recordó de nuevo el Papa- está el Espíritu Santo”, “no se puede rezar sin el Espíritu Santo; es Él quien reza en nosotros, es Él quien nos cambia el corazón, es Él quien nos enseña a llamar a Dios ‘Padre’”, aseguró.

“Pidamos el Espíritu Santo –concluyó-, que Él nos enseñe a rezar, como rezó Moisés, a negociar con Dios, con libertad de espíritu, con valentía. Y el Espíritu Santo, que está siempre presente en nuestra oración, nos conduzca por este camino”.

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