JUDIT IGUAL SEGURA, nos comparte sus vivencias con las Hermanas de la Compañìa Misionera , en la Comunidad de Huampami (Río Cenepa). Perú.
Hace varias semanas finalizó una de las experiencias más especiales que he vivido hasta el momento.
Hace varias semanas finalizó una de las experiencias más especiales que he vivido hasta el momento.
Decidí emprender el
viaje hacia la Misión del Perú con el fin de salir de mis comodidades del día a
día y poder saber un poco más lo que es el sacrificio y el darse a los demás
sin pedir nada a cambio.
A pesar del
nerviosismo que me causaba hacer un viaje a un lugar tan lejano durante tanto
tiempo, tenía ganas de vivir la experiencia, de conocer un mundo distinto,
enfrentarme a nuevos retos y poder superarlos.
Cuando llegué a
Lima las Hermanas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, de Fiori, me dieron una cálida bienvenida y después de un par
de días en los que pude conocer un poco la ciudad, comenzamos el viaje hacia
Huampami. Durante los 9 días que duró el
viaje me gustó conocer distintas zonas del Perú y sus preciosos paisajes, pero
sobre todo me encantó conocer a gente como Miriam o las Hermanas de Sta. María
de Nieva, con un carisma de servicio a los demás impresionantes, que hacía que
tanto ellas como las personas a quien ayudaban fueran felices.
Ahí empecé a ver
que, aunque a veces no lo creamos, resulta mucho más gratificante dar a los
demás que recibir. Y eso es algo que pude comprobar por mi misma durante las
tres semanas que estuve en la comunidad de Huampami, ya que cada vez que
colaboraba en las tareas de la casa, íbamos a visitar a un enfermo o entretenía
a los niños con juegos y actividades, me sentía contenta y satisfecha de estar
aportando mi granito de arena para que los demás estuviesen un poco mejor.
Aprendiendo a jugar con los come-cocos.
Pintando tortugas, mariquitas y caracoles de cartón con acuarelas |
En la fiesta de despedida, aprendiendo a saltar a la comba y jugando al Twister |
Ya integrada en el turno de cocina preparando tallarines con tomate y atún |
También me siento
muy agradecida con todas las personas que he conocido de Huampami, ya que, al
igual que las hermanas, han contado conmigo en todo momento y han hecho que
realmente me sintiera acogida en su comunidad, casi como una más, pidiéndome
incluso que me quedase más tiempo con ellos o que volviera algún día a
visitarles de nuevo.
Con Lizardo aprendiendo a cortar plátanos. |
Con Nuria, Juana y su familia en la chacra para recoger alimentos
Esta experiencia
también me ha servido tanto para valorar muchas cosas que antes no apreciaba (como
el simple hecho de llegar a tu casa y tener luz y agua siempre que quieres) como
a darme cuenta de la gran cantidad de cosas que tenemos y que realmente no nos
hacen ninguna falta: los niños, por ejemplo, podían pasar la tarde con un papel
y dos lápices de colores y se les veía felices y en cambio los niños de aquí
tienen 200 juguetes y siempre quieren más porque les acaban aburriendo.
También he podido ver
lo importante que es la familia. Han hecho falta muchos kilómetros de distancia
y muchos días sin poder hablar con mis padres y hermanos, pero me he dado
cuenta de que tengo que demostrarles más a menudo lo que significan para mí.
Gracias a esta experiencia
he podido conocerme un poco mejor y ver que, con la ayuda de Dios, puedo ser
capaz de realizar cosas que nunca hubiera imaginado, ya que había momentos en
los que pensaba que no sabría desenvolverme bien por la selva, que me costaría
adaptarme a las costumbres de allí o que no podría realizar un viaje tan largo
yo sola, pero no ha sido así.
En definitiva, me
siento muy afortunada de haber podido vivir esta fantástica aventura, llena de
momentos que me han enriquecido mucho como persona y que me han permitido
conocer unos lugares preciosos y una gente que nunca voy a olvidar.
¡GRACIAS!
No hay comentarios:
Publicar un comentario