Marta Iturralde |
El motivo de esta visita a Colombia, Bogotá, ha sido el participar en un Congreso (organizado por la CLAR) de Vida Consagrada, que tuvo lugar en Bogotá del 18 al 21 de Junio. Para que se hagan una idea, el tema del Congreso fue “Horizontes de novedad en la vivencia de nuestros carismas hoy; escuchemos a Dios donde la Vida Consagrada clama”, y el lema “¡Retiren la piedra!...¡Sal fuera!...¡Quítenle las vendas para que pueda andar…!”
Denise Yamba |
Marta, María Dolores, Charo y Denise |
A la mayoría de los participantes nos acogían en familias de parroquias cercanas al colegio donde se celebraba el Congreso. Fue una experiencia muy bonita. En esta foto estamos con la familia que nos acogió, la Sra. Lucy y su hija Sofi, en el Palacio de los Deportes.
Marta y Denise con la Sra, Lucy y su hija Sofi |
Nos gustaría compartir todo lo vivido, y en especial todo lo que hemos escuchado, orado juntos/as, reflexionado en los talleres, pero la verdad que los contenidos son muchos y se hace un poco difícil exponerlos aquí, en unas pocas líneas. Por eso, cada una de nosotras vamos a compartir aquello que más nos ha llamado la atención, de las ponencias, o del taller al que hemos participado. Así, entre unas cosas y otras, se podrán hacer una idea general del Congreso.
A mí lo que me llamó mucho la atención es la relación que la CLAR está haciendo de la VC actual con el Icono de Betania. De la enfermedad y la muerte esperamos la resurrección, que es la renovación de la VC, como nos sugiere el lema: “¡Retiren la piedra!...¡Sal fuera!...¡Quítenle las vendas para que pueda andar…!”.
Ayudar, como VC, para que se respeten, se valoren, se cumplan, los derechos de los pueblos afro, lo mismo que el acceso a las oportunidades, que les ayudará a superar la pobreza y la exclusión social, y contribuirá a que se incremente su participación en todos los sectores de nuestras sociedades y a que acepten su identidad.
El tema de este taller responde a la llamada del Papa Francisco a “ir a las periferias”. Lo primero que nos teníamos que preguntar era: ¿dónde están las periferias? Y reconocer que hay periferias geográficas, sociológicas y existenciales. Nos invitó a preguntarnos: y yo, ¿qué periferia toco? ¿a qué periferia tengo que ir? Nos hicimos conscientes de que vemos y tocamos a diario muchas periferias, pero ¿somos sensibles a ellas? Porque la VC no está exenta de vivir la indiferencia. Nos acostumbramos, y ya no nos mueve nada. Además, existe en la VC como una seguridad porque estamos haciendo “algo” y ya no nos dejamos interpelar ante otras realidades que tocan a nuestra puerta. Necesitamos VER, ESCUCHAR, SENTIR INTERNAMENTE, para salir de nosotros/as mismos/as, y actuar.
Denise Yamba
Denise con una religiosa del Congo |
Profundizando en el Icono de Betania he descubierto muchas riquezas que ayudan a la VC en general y a la vida comunitaria en particular.
Participé en el taller “Valores y desafíos eclesiales de las comunidades afroamericanas”, que era parte del núcleo temático de Interculturalidad. Lo que me gustó es que, a pesar de los clamores fuertes que salieron, pues hablaban desde sus experiencias y de la realidad que vive la población afroamericana, tenían ánimo, valentía, confianza y esperanza en que ellos, como consagrados/as, podrán con sus compromisos, contribuir a dar respuesta a estos clamores. Alguno de estos compromisos son:
- Pastoral con los migrantes afroamericanos.
- Evitar la decadencia en las comunidades afro.
- Una formación adecuada de discípulos-misioneros que comprometa a los afroamericanos a ser agentes de su propia liberación, de un orden social justo y de la promoción del bien común.
- Promoción del acceso, goce y disfrute de los derechos humanos y de los pueblos: promover la igualdad de oportunidades de empleo para todos, así como el acceso a la educación, a la salud, a la capacitación técnica y profesional, a la remuneración salarial.
Marta Iturralde
El taller en el que participé fue “Presencias Misioneras en las Periferias Existenciales”.Marta primera de la izquierda con el grupo de su Taller |
El taller fue una llamada a ver los nuevos rostros o aquellos mismos que habían originado nuestros carismas, sintiendo la necesidad de un diálogo entre carisma y realidad actual, sabiendo que esto no lo podemos hacer sin la oración, y a su vez, que la oración pierde su vitalidad si no hay un contacto, una relación, con las periferias. Todas estas interpelaciones (y otras) nos fueron cuestionando e iluminando para trabajar los clamores, convicciones y compromisos en lo que se refiere a este tema.
Me gustó también la idea que nos dio de que ser presencia misionera es dar testimonio de “lo que he visto y oído”, de “lo que he tocado de Jesús”. Y damos testimonio viendo y actuando a su estilo. Ser presencia misionera es ver, sentir, actuar, a la manera de Jesús, enviado del Padre, en el Espíritu.
También nos hizo caer en la cuenta de que ir a las periferias muchas veces reta nuestra fe.
Nos podemos quedar con algo que se repitió en varias de las ponencias, palabras del Papa en su carta a todos los Consagrados Dejémonos “despertar” por el Espíritu a una VC que experimente y demuestre “que Dios es capaz de colmar nuestros corazones y hacernos felices…, que la auténtica fraternidad vivida en nuestras comunidades alimenta nuestra alegría; que nuestra entrega total al servicio de la Iglesia, la familia, los jóvenes, los ancianos, los pobres, nos realiza como personas y da plenitud a nuestra vida”
Damos muchas gracias a Dios, a las Regiones de Colombia y Perú, y a nuestras respectivas comunidades, por esta oportunidad que hemos tenido, que ha sido un gran regalo.
Marta y Denise con las hermanas de la comunidad de Medellín |
Y para nosotras, las de Perú, el regalo no acababa ahí, sino que además tuvimos la suerte de continuar camino y llegar a Medellín, donde hemos conocido a muchas hermanas y nos hemos reencontrado con otras, con la alegría que eso supone. Para nosotras ha sido un acercarnos un poco más a Colombia y Haití, algo muy bueno, sobre todo ahora que estamos en este proceso de unión y de ser una sola zona dentro de poco. Nos sentimos muy acogidas, y fue una experiencia muy buena para todas. Salió la oportunidad de ir hasta Buenaventura, ya que Charo se iba en esos días, y aunque tuviéramos poco tiempo, valía la pena ir.
Charo, Denise, Patience y Pilar Molina |
El domingo fuimos con Charo a la capilla de Vista Hermosa, un barrio de la periferia, donde está el colegio en que ella trabaja. Allí nos encontramos con una comunidad muy viva, con ilusión, con fe, y poniendo todos de su parte para ir mejorando cada vez más la Capilla. Abajo a la derecha, al lado de Charo, está Cristina, que es prácticamente la “párroca” de la capilla, tiene una fuerza y una vitalidad impresionante, para animar a la comunidad, para hacer que participen, que se sientan parte, y con un sentido de pertenencia muy grande. Se nota que hace todo esto con mucho gusto.
Nos gustó también conocer el Cottolengo y el ancianato de las hermanas de la Madre Teresa de Calcuta, el ambiente de familia y de alegría que se respira allí, la relación entre los religiosos/as,…
Nuevamente expresamos nuestra acción de gracias, y aquí nos despedimos, hasta la próxima. Que la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, sea cada vez más como esa casa de Betania: casa de encuentro, comunidad de amor, corazón de humanidad.
Un abrazo a todas.
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