En Haití se dilapidaron más de 500
millones de dólares en viviendas transitorias, de baja calidad y sin servicios
básicos, que se han convertido en permanentes para las víctimas
Las ONG en Haití excluyeron en general a
la población local y centraron los esfuerzos en la capital
La reconstrucción tras el desastre tiene
la oportunidad de abordar algunos problemas previos, como la desigualdad o el
empobrecimiento de ciertos sectores de la población
Una de los principales consecuencias que dejó Haití es tener claro que el
proceso de reconstrucción en Nepal será largo, y las prisas, uno de los
principales enemigos para actuar bien. A pesar de que en estos momentos la
rapidez sea de vital importancia, también lo es la planificación con vistas al
futuro.
"El paso de la emergencia a la reconstrucción no es automático, se
debe planificar. En Haití no lo hicimos y lo estamos pagando", afirma
Vincent Maurepàs, exrepresentante de Oxfam Intermón en Haití. En Haití se
dilapidaron más de 500 millones de dólares en viviendas transitorias, de baja
calidad y sin servicios básicos, sin planificar cómo se pasaría de esas viviendas
temporales a otras permanentes. Hoy esas viviendas se han convertido en
definitivas para más de 120.000 familias, para quienes el derecho a la vivienda es una quimera.
Las prisas en desembolsar los recursos se oponen a las necesidades de un
proceso de reconstrucción que necesariamente va a durar al menos una década.
Francesc Mateu, director de Oxfam Intermon en Cataluña destaca precisamente que
"hay que tener en cuenta que los procesos de reconstrucción requieren
tiempo, y que les dejemos hacer". Contar con la población local es en
este sentido vital para que el proceso de reconstrucción sea sostenible y
beneficie a la mayoría. Quizás es más lento, pero mucho más eficiente.
Puerto príncipe rodeado de Bidonvilles, barrios tipo“favelas” que carecen de servicios básicos, en los que el derecho a la vivienda digna tampoco está garantizado |
Excluir a las autoridades locales
En Haití, la población y la Administración fueron flagrantemente ignorados
por la comunidad internacional. "En Haití la mayoría prometió la
participación de la comunidad, pero fracasaron en incluir realmente a la gente
en los procesos", afirma Nixon Boumba, consultor haitiano para la ONG
estadounidense AWJS.
Dicha participación puede empezar con las tareas de emergencia. A Haití
"muchas ONG enviaron voluntarios con buena voluntad pero que no conocían
el país ni estaban suficientemente capacitados para tareas de emergencia, para
las que había profesionales haitianos preparados y disponibles. Si los fondos
se hubiesen destinado a apoyar a la gente y organizaciones locales, estos
recursos hubiesen ido mucho más allá", sugiere Boumba.
Uno de los problemas más recurrentes en un proceso de emergencia es la
complejidad de coordinar la multiplicidad de actores que intervienen. La
coordinación es sin embargo fundamental, y debe contar con la batuta de autoridades
y población local. No se pueden repetir dinámicas como las que se dieron en
Haití, de reuniones de coordinación en inglés, que excluyeron de facto tanto a
funcionarios como a la población local.
En Nepal, como pasó en Haití, muchos critican al Estado por falta de
rapidez y eficiencia en la reacción. Será más fácil puentear a las autoridades
locales, pero es imprescindible contar con ellas a pesar de las dificultades
porque, de lo contrario, se alimenta un círculo vicioso en el que se debilita una
administración de por sí débil al no contar con ella. Desde la ONG
Farmamundi, con experiencia tanto en Haití como en Nepal, insisten en estas dos
cuestiones: "Tras más de 20 años de experiencia en la asistencia sanitaria
en emergencias seguimos defendiendo que la ayuda sea coordinada entre las
diferentes instituciones y siguiendo las pautas que marquen las autoridades
locales".
Para ello es básico haber trabajado previamente en el país y la zona de
intervención. En Haití después del terremoto hubo una autentica invasión de
ONG, que llegaron a ser cerca de 10.000, según Bill Clinton, copresidente
de la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití. Blanca Carazo,
responsable de Cooperación y emergencias de Unicef en España, destaca la
importancia de conocer las zonas afectadas: "Unicef está en los países, en
este caso en Nepal,antes, durante y después de la catástrofe, lo que permite
conocer el contexto y poder establecer rápidamente redes de coordinación con el
Gobierno local, la población civil y el resto de organizaciones
humanitarias".
Catedral de Puerto Príncipe |
'El capitalismo del desastre'
En Haití, menos del 1% de la ayuda de emergencia
se canalizó a través de la administración u organizaciones haitianas. El 99% lo
gestionaron empresas contratistas extranjeras y ONG internacionales. El 84% de
los fondos de reconstrucción fueron gestionados fuera de la administración
pública y las ONG haitianas. Debemos asegurarnos de que el ninguneo de las
autoridades y organizaciones locales no se repite en Nepal.
Para Caranzo, las estrategias de Preparación Ante Desastres son también
básicas para poder reaccionar rápidamente a la emergencia. "Unicef forma
previamente a niños y familias en comportamientos adecuados ante una catástrofe ",
añade.
La reconstrucción también ha estado manchada por los intereses económicos.
"¡La carrera por el oro ha empezado!", afirmó el embajador de Estados
Unidos en Haití en un cable de febrero de 2010 revelado por Wikileaks, un año después. Hablaba de los
negocios que podían surgir de la reconstrucción en Haití.
La atracción de la inversión extranjera fue una prioridad para la
estrategia de los Clinton " Haiti: Open for business", dotada de una
serie de apoyos institucionales, de los que destaca el Consejo Presidencial
Asesor sobre Crecimiento Económico e Inversión en Haití (PACEGI),
del que forma parte el ex presidente español, José María Aznar. Su objetivo es
"transformar Haití de un lugar para ‘hacer caridad’ a uno para ‘hacer
negocios’".
El olvido de los más vulnerables
Desde Farmamundi enfatizan también la necesidad de priorizar siempre a los
colectivos más vulnerables en la emergencia. Nixon Boumba, desde Haití, recalca
también esta cuestión: "Cuando el desastre llega, las personas que ya se
encuentran empobrecidas u oprimidas sufren de forma desproporcionada. En Haití,
muchos pueblos de la periferia de Port-au-Prince no recibieron comida o agua
hasta semanas después del terremoto".
Y es que en Haití la centralización de la ayuda en Port-au-Prince es una de las cuestiones más criticadas por las organizaciones locales. Para Camille Chalmers, director de PAPDA (Plataforma Alternativa por un Desarrollo Alternativo en Haití), en Haití "se perdió una oportunidad para descentralizar el país. Pero la ayuda se concentró en la capital. La prioridad de la ayuda fue la visibilidad y las cámaras apuntaban a Port-au-Prince".
Algunas ONG y agencias de cooperación a menudo buscan visibilidad, colocar su logo en un proyecto que de rédito y credibilidad. En Haití, por ejemplo, se retrasó el proceso de retiro de escombros porque ningún donante quería financiarlo. A pesar de ser una de las acciones más urgentes, a nadie le resultaba atractivo financiar algo sobre lo que más tarde seria imposible colocar un logo.
Comunicar el desastre
Nepal, 2015, tras el terremoto |
En Haití, las crónicas que nos llegaron, sobretodo a través de los medios,
nos trajeron una imagen paternalista y llena de tópicos y estereotipos de
víctimas desesperadas, pobres e incapaces de hacer frente a la situación,
frente a la imagen de los actores occidentales, cooperantes, bomberos o
soldados, organizados y racionales. Una imagen que también llegó a los
haitianos y haitianas.
Las ONG, como los medios, pueden contribuir a una buena comunicación del
desastre que, en lugar de degradar, explique. En situaciones de catástrofes
como las de Haití o Nepal, muchas organizaciones priorizan la visibilidad para
captar fondos frente a una comunicación que pueda ser transformadora. En estas
situaciones es necesario saber aparcar la marca y trabajar en red, separando
información de captación, para contar también los porqués de la catástrofe y
las complejidades de la emergencia y reconstrucción. Sin caer en
sensacionalismos.
Un conjunto de ONG y agencias de cooperación de diversos países europeos,
reunidas en Barcelona el pasado mes de marzo en el taller internacional DevReporter para la
mejora de la información sobre cooperación y desarrollo, se pronunciaban en
este sentido: "Es necesario prestar especial atención a momentos de fuerte
noticiabilidad como catástrofes o emergencias, explicando siempre las causas y
vulnerabilidad previa de los países".
Ignorar los cimientos del desastre
Carlos Sánchez Mato escribía en este diario con motivo del tifón
Yolanda en Filipinas en noviembre de 2013: "Nos hemos acostumbrado a (…)
catástrofes que permiten que veamos con claridad cristalina cómo su impacto es
mayor cuanto más pobre y miserable es el país que lo sufre (…) Este conjunto de
fenómenos provienen de decisiones humanas que generan lo que podríamos
denominar como catástrofes de clase".
Si tenemos claro que la causa de tanta destrucción no es el terremoto en sí
mismo sino el empobrecimiento existente previamente, es necesario ir a las
causas de este para poder abordar la reconstrucción. Francesc Mateu, de Oxfam
Intermón añade que debemos tener muy claro que "la reconstrucción
post-terremoto no arreglará todo lo que ya no funcionaba antes del
terremoto". Es necesario ir más allá, con estrategias integrales de
desarrollo humano, si se quiere aprovechar el proceso de reconstrucción para
realmente conseguir el "Build Back Better" (Reconstruir Mejor) que se
anunció en Haití, como se había hecho después del Tsunami en el Sudeste
asiático.
Imágenes de la tragedia en Nepal |
En paralelo a la reconstrucción es importante abordar cuestiones como la
deuda, los programas de ajuste del FMI o los acuerdos comerciales impuestos a
países como Haití y Nepal.
Nepal tiene hoy la
oportunidad de mirar al futuro y buscar cómo y para quién será la
reconstrucción del país. Y está en manos de la comunidad internacional decidir
si dejan a los nepalíes decidir su futuro o si, como hicieron mayoritariamente
en Haití, prefieren imponer su voluntad por encima de la voluntad del pueblo de
Nepal.
Imagen de Nepal |
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