Hace unos días contábamos la experiencia de nuestra hna. Patricia Blasco en este tiempo de pandemia que está viviendo formando parte del Equipo Itinerante. Desde sus vivencias y el encuentro con la gente y realidades, ha querido compartir tres historias, que surgen de dejarse tocar por la realidad sufriente de nuestro pueblo. Hoy les compartimos la primera de ellas:
"La niña del anciano"
Eres niña perdida en un mundo ajeno a la vida
de tu entorno donde no estás, hasta tu
cuerpo habla de lo lejos que estas como un humano sano y vivo está, que el que
te ve cree ver un zombi andar detrás de tu sombra, un anciano que dice ser tu
marido, duele e impresiona tu palidez amarillenta, tus uñas largas y sucias tus
manos y cuerpo delgado de falta de nutrientes, tu modo de caminar como de un
bebé que empieza a dar sus primeros pasos, tus cabellos sucios y despeinados,
tu mirada vacía muerta, perdida y ajena.
Tienes la apariencia de una niña de 13 años
como si te momificaste en el tiempo y te volviste momia andante, ¿quien puede
saber quién eres, qué sientes, qué gritas, qué dices, qué quieres, qué lloras,
qué ríes, qué sueñas, ¡¿dónde estás?!, ¿qué perdiste?.
El que dice ser tu marido es el que te hace
andar, es tu dueño, es tu yugo, es tu cadena, es el que arrastra y te exhibe
como un trofeo ganado y que es un verdugo que disfruta tenerte y gozarte. Me
duele verte, me hace daño a los ojos, me lastima mis sentidos, me hace sentir
impotente, ajena a ti, toca mi vulnerabilidad... ¿por qué me duele, por qué me
gritas internamente, por qué me hablas sin escuchar tu voz, por qué me quitaste
el sueño, dime divinidad por qué te me manifiestas de esa manera, por qué tengo
que ocupar mi tiempo en este humano que no conozco? ¿por qué estoy aquí?
Y tiene 23 años y parece de 13, ¿qué paso en tu
pubertad?, ¿qué se murió en ti?, ¿a dónde te fuiste?, ¡podrás volver un día
para contarme?, ¿podrás sonreír un día y sentirte que estas viva?, puedan todos
verte despertar de tu sueño y decirnos que solo fue un sueño que estoy aquí
viva y feliz de volver a ver la luz, de ver y escuchar el sonido de los
pájaros, de ver el monte verde, de ver y escuchar el río, feliz de sentirme
viva, libre, y mujer de 23 años. Libre de la pesadilla y de tu yugo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario