lunes, 12 de noviembre de 2012

ASTRID MISIONERA LAICA EN JEBEROS

 Hoy ASTRID MONTAGNE, limeña, LAICA MISIONERA DE LA COMPAÑÍA MISIONERA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, vuelve por segundo año  y nos comparte la experiencia vivida en la misión de JEBEROS.
Astrid con los niños de catequesis en la misión de Jeberos


Con mucha ilusión recibí el ENVÍO MISIONERO de mis hermanas religiosas y laicas para ir a la misión de JEBEROS, situada en plena selva amazónica, a orillas de la Quebrada del Rumiaco, que es un afluente del Río Aipena y éste a su vez del Río Huallaga que en su margen derecha se une al Río Marañón. Departamento de Loreto, Alto Amazonas.

Ati, junto al cartel de Bienvenida en la casa de las hermanas

Viajé en avión de Lima a Tarapoto y desde ahí por carretera a Yurimaguas, dónde tuve la ocasión de conocer a Carla Linares, directora de Cáritas de Yurimaguas, y con ella partimos en avioneta hasta JEBEROS.

Las Hermanas, Carmina, Carmen, Angélica, Sylvia, Bertha y Angele que forman la comunidad, nos recibieron  con mucha alegría y  cariño. Gocé al verme ya puesta en la lista junto a las hermanas y con la frase "Que bueno que llegaron", dónde nos daban la bienvenida a Carla y a mí. Que alegría sentir verme ya en CASA.  
Mujeres lavando la ropa en una quebrada


 
Cocina Ecológica
La finalidad del viaje de Carla era comprobar que el trabajo de la cocina ecológica que se está experimentando en la selva fuese una realidad y pasó con nosotras cuatro días, hasta que el trabajo de la cocina quedó culminado.

Hemos ido comprobando las ventajas de la cocina ecológica: se ahorra leña, es más rápida, limpia y no contamina el ambiente.



Como el año pasado, estuve casi dos meses en la comunidad y para mí fue un volver a casa a pasar un tiempo con mis hermanas, con mis alumna de alfabetización, ya madres de familia: Belmira, María, Rosita... que este año han avanzado un poco mas en aprender a leer y escribir. Se les veía con mucho interés en sus clases.



Astrid visitando una familia en la comunidad de San Antonio. 
También he podido apoyar a la Hermana Carmen Bravo en la  catequesis  de niños que se preparan  para la Primera Comunión. Siempre es una alegría trabajar con los niños. Y he recordado mucho la frase de Jesús: "Dejad que los niños vengan a Mi"... yo también experimentaba el cariño con que  los niños se me acercaban.


Ati, con unas señoras chayahuitas que vinieron a visitarnos.


Fui muy feliz de cumplir mis 70 años en ese contexto misionero que tanta paz me da. El participar de la
dinamica comunitaria
y en especial en la oración  como una hermana más. Todo esto  ha sido para mí una gran riqueza espiritual. Mi deseo ha sido   compartir lo que soy y tengo con ellas y con los hermanos shawi y chayahuita que forman ese pueblo, y a la vez poder aprender de ellos tantos valores que me enseñan.
Ati, visitando a una familia, que tenía una señora enferma
El tiempo pasó demasiado rápido pues hay mucho que hacer: las visitas a los enfermos cada día las hacía con alguna de las hermanas.


El poder ir a sus casas y ver la situación en que viven y como afrontan tanto dolor y necesidad, cuestiona mi vida y me permite descubrir en ellos el rostro de Cristo sufriente.


Lamentablemente tuve que regresarme antes de lo previsto por un accidente familiar. Dejando parte de mi corazón en la MISIÓN y recogiendo  lo vivido en este tiempo.

Pido al Señor que me siga dando salud y fuerzas para poder regresar a la misión y ser una MISIONERA QUE SEA TESTIGO DE  SU AMOR.


GRACIAS HERMANAS POR HACERME PARTICIPE DE SU MISION.


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