Jue, 22/11/2012 - 10:06
El movimiento rebelde M23 entró ayer a la ciudad de Sake, situada a 27 kilómetros al oeste de Goma. "No nos vamos a detener en Goma. Vamos a ir hasta Bukavu, Kisangani y Kinshasa", anunció el portavoz militar del grupo Viannay Kazarama frente a una multitud reunida en el estadio de Goma, donde decenas de militares congoleños y agentes de policía entregaron sus armas.
"Hemos perdido una batalla, pero no la guerra", afirmó el primer ministro Matata Ponyo desde la capital del país.
Crece la preocupación por los miles de refugiados que huyen de la violencia. "Doy un grito de alarma por todas aquellas mujeres, niños y ancianos que vagan por las calles bajo la lluvia, sin refugio y sin comida. Estas personas débiles que ya han sufrido demasiado necesitan asistencia humanitaria urgente", dijo a la agencia MISNA el obispo de Goma, monseñor Théophile Kaboy Ruboneka.
Mientras el M23 tomaba el control de Goma, capital de la rica provincia de Kivu del Norte, miles de estudiantes salieron a las calles en Kinshasa y en Kisangani (capital de la Provincia Oriental, que limita con Kivu del Norte) para protestar "por la agresión sufrida". Las manifestaciones causaron algunos daños en edificos públicos y privados, como algunas sedes del Partido del Pueblo para la Reconstrucción y la Democracia, en el gobierno, o del Movimiento Social para la Renovación.
En Bunia, localidad principal de Ituri (Provincia Oriental), un grupo de jóvenes atacó el cuartel general de la misión local de la ONU (MONUSCO), gritando estribillos contra la ONU y el gobierno nacional.
En Bukavu (Kivu del Sur), fuentes locales de MISNA describieron un clima de incertidumbre y "desilusión difundida entre la gente que se siente abandonada por sus gobernantes". Aumenta el temor de que el M23 se dirija hacia el sur
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