Hermana Rosario Cevallos en Buenaventura (Colombia). |
Hoy, voy a compartirles sobre el trabajo que realizo y a través de ese compartir conocerán la realidad que se vive en el Puerto de Buenaventura (Colombia).
Yo trabajo en la Sede Nuestra Señora de la Misericordia de la Institución Educativa Pablo Emilio Carvajal, en el barrio marginal Vista Hermosa, con una población en su mayoría de desplazados. Llevo casi 10 años laborando como docente y un año y medio haciendo presencia evangelizadora como Compañía Misionera en la Capilla que lleva el mismo nombre del colegio, pertenece a la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe.
En este barrio está afincado un grupo al margen de la ley llamado la “Empresa”, el jefe de este sector cuando llegó al barrio fue cogiendo a los jóvenes viciosos (que consumen drogas, que venden drogas y ladrones), para formar el grupo, la gente los conoce, hasta el año pasado 2012 recibían pago, pero a finales del año 2012 entro otro grupo llamado “Los Urabeños” al puerto con el objetivo de recuperar su territorio y empezaron los enfrentamientos y persecuciones, lo cual implica ver muertos, escuchar que los encontraron descuartizados. Querían matar al jefe del sector de Vista Hermosa, un día la policía entró al barrio y lo cogió, esta preso y casi para salir. Desde entonces el grupo que quedó está sin cabeza, en consecuencia no reciben pago. Se han dedicado a robar convirtiéndose en delincuencia común en el barrio. Están cobrando vacuna a las tiendas, en las casas, ya no entra el carro del gas, de la leche, la gaseosa porque les han robado. Las señoras que entran con el mercado les piden de lo que llevan, los de otro barrio no pueden entrar y viceversa, es lo que se llama las fronteras invisibles.
Es una realidad compleja, la policía hace presencia pero no brinda la seguridad, la gente dice que no patrullan, que no pueden llamarlos para darles la información porque los delatan ante los delincuentes, no le tienen confianza. Los policías por otro lado afirman que no encuentran colaboración de la población porque cuando los van a capturar los esconden.
Algunos de los jóvenes del colegio y que estaban en catequesis se han ido del barrio por temor a que los cojan, pues los han estado obligando a meterse en el bando, a manera de protección se han ido a otro barrio. Lo último es que están colocando a los niños como informantes (los llaman sapitos).
En el colegio al finalizar el segundo periodo, ya para salir de vacaciones se matriculó a un joven que venía de otro barrio, después por comentarios de algunas personas de la comunidad nos dimos cuenta que estaba en ese grupo.;
La semana pasada paso un caso en el colegio, una de las profesoras estaba recogiendo el dinero de una rifa que se jugaba el mismo día miércoles 4 de septiembre, de pronto recibe una llamada donde la previenen: “profe no salga sola que afuera la están esperando estos muchachos para robarle la plata de una rifa y va porque va, para las que sea”, la profesora asustada nos comunica, en ese mismo momento llamamos a la rectora para que llame a la policía. Luego llamamos a una de las señoras del restaurante escolar para que avise a la policía y nos dice que ya llamó y que no le han hecho caso pues les hacen perder el tiempo porque no les colaboran. Tenían rodeado el colegio y estaban ubicados en todo el trayecto de la salida. La profesora ya no tenía el dinero porque lo sacó del barrio con una persona. Volvió a llamar la rectora para decir que la policía iba de camino y que saliéramos. Salimos junto con los estudiantes, y si estaban algunos, a mitad de camino escuchamos un disparo y aparece la policía y nos acompaña hasta que subiéramos al carro. Luego supimos que el día anterior martes también quisieron robarle a una de las profesoras, hasta ese momento no se habían metido con nosotros, pero desde que ese muchacho llegó se alborotó el avispero y están desatados. Algunos profesores recibieron llamadas ese mismo día diciéndoles: Profe no vaya a entrar que esta gente está ardida porque les aventaron a la policía y más todavía por la tarde entró el GAULA”.
Nos hemos reunido con el Jefe de Zona de la Secretaria de Educación, con Naciones Unidas de Derechos Humanos, la Comisión Justicia y Paz de la Diócesis, contándole lo que sucede en el colegio y en el barrio. La comunidad sabe lo que pasa pero tiene miedo hablar, no hay unidad para hacerle frente, no sienten respaldo, apoyo, seguridad en el estado.
Oremos por esta juventud y esta niñez tan desprotegida, vulnerada por todas partes, tanto en las familias y con las políticas de gobierno tan desigual.
Dios las bendiga.
Charo Cevallos (Buenaventura, Colombia)
PIDAMOS POR ESTA REALIDAD DE VIOLENCIA QUE VIVEN TANTAS PERSONAS Y QUE PODAMOS JUNTOS, CONSTRUIR UNA SOCIEDAD DE PAZ.
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