EXPERIENCIA
EN LA
MISIÓN DE HAITÍ
Hermana Inmaculada Díaz en la misión de Bombardópolis (Haití). |
Queridos lectores y
lectoras de esta página:
Hace unas semanas
que he regresado de Haití donde he pasado tres años en la misión que la
Compañía Misionera tiene en ese país.
La misión está en
una zona rural, no tan árida como otras del país, llueve de vez en cuando y se
mantiene la vegetación, últimamente se está haciendo mucho esfuerzo para que no
se talen los árboles, que tradicionalmente se utilizan para la elaboración de carbón.
Este carbón vendido en la capital es una de las fuentes de ingreso para las
familias de esta zona , eso conlleva la pérdida de grandes espacios de bosque , pero es el único modo de hacer un
poco de plata para las necesidades familiares pues no hay apenas fuentes de
trabajo.
Las jóvenes mostrando sus preciosos bordados. |
La Compañía Misionera, está unida a la parroquia y colabora con varias actividades, entre las cuales
se destacan los talleres de bordados, de señoras y de jóvenes, estos han
adquirido un buen nivel de calidad y elaboran productos que venden , por
ejemplo bolsos, cojines, secadores de cocina y agarradores, manteles, carteras,
y también ornamentos para los sacerdotes,
como albas, estolas y
casullas, casi todos los sacerdotes de
la Diócesis hacen sus ornamentos en este taller de la misión.
Hermana María Luisa Picón, enseñando bordados a las mujeres de Bombardópolis. |
Otra actividad son
las visitas que se hacen a personas ancianas y enfermas tanto en el pueblo
propiamente dicho como en los pueblos de
alrededor, cada hermana tenemos una zona que visitamos semanalmente, esto nas
pone en contacto con una gran cantidad de la población, estos recorridos se
hacen a pie, suelen ser de una hora o un poco más de duración para ir y otro
tanto para regresar.
Muy interesante es
la actividad que se hace conjuntamente con los pastores de la Iglesia
Adventista, la construcción de depósitos de agua familiares, conseguir el agua
es una tarea costosa pues tienen que ir a los pozos públicos que hay, desde
hace unos años, con donativos que llegan de un lado y otro, tanto a los
adventistas como a nosotras, se ha comenzado a construir unos depósitos que
recogen al agua de la lluvia de las casas, es una cosa muy práctica y
beneficiosa y una bendición la buena
colaboración que tenemos con los hermanos adventistas que se encargan de la
construcción, con un equipo de albañiles del pueblo muy bien preparados.
Hermana Inmaculada con el grupo de hombres que construyen un pozo para el agua. |
Habría mucho para
contar, pero de momento es suficiente, para mi ha sido una experiencia de buen
entendimiento con el pueblo haitiano, ( después de aprender el kreol, que es el
idioma del país),de crear vínculos de amistad, en fin que me he venido con el
pueblo y la misión de Haiti en el corazón.
Inmaculada Díaz
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