Era día viernes cuando la hermana Gomi recibió una
llamada tan desconocida como inesperada. Preguntó quién era y cuál fue su
sorpresa: al otro lado estaba un monje de la Pagoda cercana a nuestra casa.
Hablaba un inglés perfecto y su llamada se debía a una solicitud. Había sabido,
por su madre, que nuestros niños de la Guardería Infantil y de la Parroquia
sabían bailar muy bien y pedía que fueran a actuar a la Pagoda. Todo tiene su
explicación.
En el mes de octubre el pueblo camboyano celebra la fiesta del “Pchum Ben”, es el recuerdo de sus antepasados difuntos. La fiesta en sí son 3 días pero las celebraciones comienzan dos semanas antes. La gente visita las Pagodas llevando comida, fruta, flores, incienso o velas para ofrecer a los monjes como intermediarios entre sus difuntos y ellos. Durante estas dos semanas los alrededores de las Pagodas se convierten en algo parecido a un recinto ferial. Hay puestos de recuerdos, de chucherías, bebidas, de tiro que según la puntería te llevas o no un regalo, columpios, o norias donde los niños disfrutan. También montan un escenario para actuaciones y lo más normal es que haya música, cantantes o cuenta-cuentos.
La madre de este monje le aconsejó que pidiera a nuestros niños para variar un poco el espectáculo. Y así fue. Gomi se puso las pilas, corrió la noticia y los niños acudieron felices viéndose ya como pequeños artistas. ¡Y la verdad que lo son!.
Fueron dos días maratonianos: ensayar los bailes, arreglar vestuario, organizar con los monjes el evento…Todos colaboraban: los jóvenes de la Parroquia, el comité Parroquial, los padres de los niños… pero sobre todo Om Tom nuestra más antigua líder del Comité parroquial.
No solo en su casa se vestían y maquillaban los niños sino que dio de cenar a todos los que se acercaban. Ella nos explicó que los niños, con la emoción, no habían regresado a sus casas a comer después del último ensayo de la mañana, y tenían hambre.
Como eran muchos nos dimos cuenta que apenas un par de cucharas de arroz les tocaba… pero ella tuvo el gesto generoso y los niños quedaron satisfechos.
La actuación comenzaba a las 7:00 de la tarde. Allí estábamos todos…padres con sus hijos, caras sonrientes y conocidas, saludos de por aquí y por allá como sintiéndonos todos “importantes” y no era para menos pues la verdad es que de un hecho como este no hay precedentes… Nosotras fuimos recibidas por los monjes y nos colocaron en la mesa presidencial con el Master (como el superior de los monjes) y sus consejeros… Una de nuestras profesoras de la Guardería hacía de presentadora. Nos presentó como religiosas de la Compañía Misionera, el trabajo que hacíamos…etc. y a nuestros niños. Todos estábamos allí como Iglesia Católica…
Comenzó la actuación con la danza de bendición. A los niños le salieron los bailes bordados, ¡con qué gracia y naturalidad se movían! La gente quedó encantada ¡y nosotras no digamos! Aquí vale recordar lo que una de nuestras profesoras de la Guardería Infantil dijo en su día: “Nuestros niños son famosos… lo que pasa es que no los conocen”. Pues bien, este día su fama quedó divulgada…
Al terminar la actuación nos hicieron subir a todas al escenario con los monjes, y el Master nos agradeció la colaboración. Ya antes, y de diferentes maneras nos habían dicho que debíamos ayudarnos unos a otros en favor del pueblo… Nos prometieron visitarnos y conocer nuestros trabajos, y así lo hicieron a los pocos días… Les recibimos en nuestra casa y les informamos de todas nuestras actividades. Pasaron luego a ver a nuestros niños de la Guardería Infantil…
En fin que con todo esto se ha creado unas relaciones cercanas y de ayuda mutua que podíamos decir: ¿“una llamada inesperada que invita a una llamada al dialogo inter-religioso?” Podemos decir que sí en las formas y signos sencillos dentro de nuestra realidad.
Estos
signos ya se están dando. Los monjes van a colaborar en nuestro
proyecto de apoyo a profesores de las escuelas públicas dando unas
charlas. Nosotras ayudamos a familias y niños pobres que ellos nos
indican que
están en extrema necesidad…
Desde entonces el monje nos invita a todos los eventos que celebran y nosotras procuramos hacernos presentes, de esta manera vamos también entendiendo y conociendo un poco más, en la práctica, de las tradiciones budistas.
La Comunidad de Poipet
En el mes de octubre el pueblo camboyano celebra la fiesta del “Pchum Ben”, es el recuerdo de sus antepasados difuntos. La fiesta en sí son 3 días pero las celebraciones comienzan dos semanas antes. La gente visita las Pagodas llevando comida, fruta, flores, incienso o velas para ofrecer a los monjes como intermediarios entre sus difuntos y ellos. Durante estas dos semanas los alrededores de las Pagodas se convierten en algo parecido a un recinto ferial. Hay puestos de recuerdos, de chucherías, bebidas, de tiro que según la puntería te llevas o no un regalo, columpios, o norias donde los niños disfrutan. También montan un escenario para actuaciones y lo más normal es que haya música, cantantes o cuenta-cuentos.
La madre de este monje le aconsejó que pidiera a nuestros niños para variar un poco el espectáculo. Y así fue. Gomi se puso las pilas, corrió la noticia y los niños acudieron felices viéndose ya como pequeños artistas. ¡Y la verdad que lo son!.
Fueron dos días maratonianos: ensayar los bailes, arreglar vestuario, organizar con los monjes el evento…Todos colaboraban: los jóvenes de la Parroquia, el comité Parroquial, los padres de los niños… pero sobre todo Om Tom nuestra más antigua líder del Comité parroquial.
No solo en su casa se vestían y maquillaban los niños sino que dio de cenar a todos los que se acercaban. Ella nos explicó que los niños, con la emoción, no habían regresado a sus casas a comer después del último ensayo de la mañana, y tenían hambre.
Como eran muchos nos dimos cuenta que apenas un par de cucharas de arroz les tocaba… pero ella tuvo el gesto generoso y los niños quedaron satisfechos.
La actuación comenzaba a las 7:00 de la tarde. Allí estábamos todos…padres con sus hijos, caras sonrientes y conocidas, saludos de por aquí y por allá como sintiéndonos todos “importantes” y no era para menos pues la verdad es que de un hecho como este no hay precedentes… Nosotras fuimos recibidas por los monjes y nos colocaron en la mesa presidencial con el Master (como el superior de los monjes) y sus consejeros… Una de nuestras profesoras de la Guardería hacía de presentadora. Nos presentó como religiosas de la Compañía Misionera, el trabajo que hacíamos…etc. y a nuestros niños. Todos estábamos allí como Iglesia Católica…
Comenzó la actuación con la danza de bendición. A los niños le salieron los bailes bordados, ¡con qué gracia y naturalidad se movían! La gente quedó encantada ¡y nosotras no digamos! Aquí vale recordar lo que una de nuestras profesoras de la Guardería Infantil dijo en su día: “Nuestros niños son famosos… lo que pasa es que no los conocen”. Pues bien, este día su fama quedó divulgada…
Al terminar la actuación nos hicieron subir a todas al escenario con los monjes, y el Master nos agradeció la colaboración. Ya antes, y de diferentes maneras nos habían dicho que debíamos ayudarnos unos a otros en favor del pueblo… Nos prometieron visitarnos y conocer nuestros trabajos, y así lo hicieron a los pocos días… Les recibimos en nuestra casa y les informamos de todas nuestras actividades. Pasaron luego a ver a nuestros niños de la Guardería Infantil…
En fin que con todo esto se ha creado unas relaciones cercanas y de ayuda mutua que podíamos decir: ¿“una llamada inesperada que invita a una llamada al dialogo inter-religioso?” Podemos decir que sí en las formas y signos sencillos dentro de nuestra realidad.
Desde entonces el monje nos invita a todos los eventos que celebran y nosotras procuramos hacernos presentes, de esta manera vamos también entendiendo y conociendo un poco más, en la práctica, de las tradiciones budistas.
La Comunidad de Poipet
No hay comentarios:
Publicar un comentario