EVELINE MULEBU, es religiosa de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, nacida en la República Democrática del Congo y ha sido destinada a vivir su vocaciòn misionera Ad Gentes a MARRUECOS, y desde ahì nos cuenta su experiencia.
Tengo una alegría muy grande que quiero compartir con todos vosotros, la experiencia que durante un mes he tenido en esta tierra musulmana de TAZA (Marruecos).
Hay dos cosas que llamaron mi atención desde el principio: la oración y la llamada a la oración.
Cuando llegué pedí que me dejaran un despertador para levantarme a tiempo para hacer mis labores pero no tuve necesidad de ello ya que de todas las maneras me despertaba siempre a la hora de la llamada a la oración e incluso me sentía yo misma motivada para hacer la meditación.
Otra de las cosas que me impresiona son las expresiones que hacen referencia a Dios, por ejemplo “Al- hamdoulilah!” que significa “Gracias a Dios” o “Incha-Allah!” : “Si Dios quiere”. Estas son expresiones de la fe y la confianza que tienen en Dios y una interpelación para mí del lugar que doy a Dios en mi vida y de la calidad de la confianza, abandono y esperanza en El.
Entre las actividades que tenemos organizadas en la comunidad yo colaboro en la asociación de niños minusválidos donde Olga, otra hermana de la comunidad, trabaja. Ayudo a los niños a trabajar con los materiales que tienen a su disposición ya que al no conocer la lengua no puedo hacer otra cosa por el momento. Es durante ese tiempo que nos comunicamos, ellos a través de las palabras y yo a través de signos y como los niños son tremendamente abiertos y curiosos pues también me hacen preguntas sobre mi identidad y mi vida personal. A veces son violentos entre ellos pero lo que más me gusta es que se quieren y se preocupan cuando alguno está triste.
La profesora es muy amable y atenta con todos y hace su trabajo con amor. Ella me explica lo que hace para que tenga una idea de cómo ayudarla.
Me gusta mucho el ambiente que hay entre los niños y la profesora con éstos. Me siento bien integrada entre ellos y voy aprendiendo muchas palabras que la profesora me va traduciendo. Hay días que vamos a visitar a las familias donde el dialogo interreligioso es puesto en práctica.
Hermana Eveline con los niños minusválidos de Taza (Marruecos) |
Me siento acogida con mucho amor y alegría y a pesar de no poder participar en las conversaciones participo a través de las expresiones de alegría que los miembros de esas familias manifiestan.
Esto es para mí la experiencia de Dios que nos une y nos motiva a sentirnos todos hermanos pero también la calidad de la relación que mis hermanas han ido tejiendo con la gente.
En la comunidad hay un buen ambiente entre nosotras que hace que yo no me sienta nueva a pesar de lo que tenga que aprender. Me he sentido acogida desde el primer momento y estamos atentas y abiertas unas a otras.
Hemos acogido en la comunidad a dos Fisioterapeutas por dos meses que trabajan en el mismo centro de minusválidos donde estamos nosotras.
Desde el punto de vista eclesial en esta zona solo somos tres cristianas en toda la ciudad, las tres hermanas misioneras, aunque la iglesia de Marruecos está unida y trabaja en colaboración. A veces vienen los Padres a celebrar la Misa. En otras ciudades sí hay más cristianos.
Con motivo del día de la Vida Religiosa, participamos junto con otros religiosos, en Rabat, en un encuentro en el que éramos muchos. Al compartir sobre la labor pastoral y las diferentes experiencias de las congregaciones le he dado gracias a Dios porque a pesar de nuestra labor casi insignificante frente a la mayoría musulmana, ella es “significativa” pues de una manera u otra intentamos formar al hombre integralmente. Es en la presencia silenciosa del amor que Dios continúa su obra en la Iglesia a través de nosotras
He comenzado a estudiar el árabe y ya puedo decir algunas palabras, saludar y desear la bienvenida a alguien.
Gracias a todos por sus oraciones.
Eveline Mulebu
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