viernes, 10 de mayo de 2013

EL PAPA FRANCISCO NOS DICE A LAS RELIGIOSAS...

PAPA FRANCISCO A LAS SUPERIORAS GENERALES: “¿QUÉ SERÍA DE LA IGLESIA SIN VOSOTRAS?


Apenas fueron unos quince minutos. Tiempo
suficiente para que Francisco mostrara su a
fecto a las más de 800 Superioras Mayores,
reunidas en Roma con motivo de su
Asamblea General. Esta audiencia privada,
celebrada antes de la Audiencia General ha
sido como una culminación de esa
importante asamblea de la UISG que
reune a las Superioras Mayores de tantos
miles y miles de religiosas repartidas por el
mundo.

En su discurso, el Papa Francisco les ha
querido insistir, básicamente, en tres
puntos: 1. La centralidad de Cristo y su
Evangelio en la vida consagrada 2. La
Autoridad como Servicio y 3. sobre el sentir
con y en la Iglesia.

En su discurso, Francisco ha hecho un
escueto y preciso recorrido por los votos
de pobreza, obediencia y castidad,
invitando a las religiosas a que hagan ver
desde lo que son, esa maternidad fructífera
propia de su condición. Con palabras de
complicidad y cercanía les ha dicho:
“¡sean madres, no solteronas!”, preguntándo
se: “¿Qué sería de la Iglesia sin vosotras?
le faltaría “maternidad, afecto, ternura, 
intuición de madre…”
Al hablarles del tema de la Autoridad (era el
 tema que traían las religiosas para su
 asamblea), les ha insistido: “recuerden
siempre que el verdadero poder es el
servicio” (como dijo al inicio de su
pontificado). Igualmente les ha invitado a
 reflexionar: “pensemos en el daño que
causan al pueblo de Dios los hombres y las mujeres de la Iglesia que son arribistas, escaladores;
quienes “utilizan” al pueblo, a la Iglesia, a nuestros hermanos y hermanas -a los que debe
ervir- como trampolín para sus propios intereses y ambiciones personales. Estos hacen un gran
año a la Iglesia”.

Por último, el Papa les ha recordado a las Superioras Mayores que la eclesialidad es un rasgo
constitutivo de la vida consagrada, que debe ser constantemente retomada y profundizada.
Les recordó: “no es posible que un consagrado o consagrada no sienta con la Iglesia”,
refiriéndose a un sentir que tiene su expresión filial en la fidelidad al Magisterio, en la comunión
con los pastores y con el sucesor de Pedro. Francisco les insistió en que nadie anuncia el
Evangelio de forma aislada, sino en nombre de la propia Iglesia, invitándoles a sentirse
responsables de guardar el amor a la Iglesia y el espíritu eclesial.

Finalizó el discurso dándoles las gracias “por su trabajo no siempre fácil” y asegurándoles
su afecto y oración y pidiendo que saluden de su parte a sus comunidades, en
especialmente a las hermanas enfermas y a las jóvenes. El testimonio de las superioras
generales a la salida del evento es unánime: están encantadas con la cercanía y el cariño
que les ha mostrado el Papa Francisco.

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